Brevísimo manual del golpe de estado 2.0

Hernán Garrido Lecca

Preámbulo

Este manual está dirigido, principalmente, a aquellos ciudadanos de escasa convicción democrática presas de la frustración ante su histórica incapacidad de tomar el poder político mediante las urnas o las armas. Adicionalmente, está dirigido a grupos de poder económico en decadencia y en la necesidad de defender sus intereses ante su incapacidad de hacerlo mediante la competencia en el mercado. Históricamente, el Golpe de Estado ha sido una infeliz convergencia de un grupúsculo de frustrados y el apetito o necesidad de uno o más grupos de poder económico.

Introducción: el Estado de Derecho y el Golpe de Estado

Según la RAE,  el Estado de Derecho es el “régimen propio de las sociedades democráticas en el que la Constitución garantiza la libertad, los derechos fundamentales, la separación de poderes, el principio de legalidad y la protección judicial frente al uso arbitrario del poder.”

Los poderes del Estado son tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial (que incluye al Ministerio Público). Adicionalmente, se considera a los medios de comunicación como el Cuarto Poder en cualquier régimen que se precie de ser democrático.

Un Golpe de Estado es la acción o acciones premeditadas con la finalidad de interrumpir  la vigencia del Estado de Derecho.

Sintético Menú de Golpes de Estado

  • El Golpe de Estado Clásico. Este se da mediante la concertación de voluntades con un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas (no necesariamente de alto rango) capaces de movilizar tropas y garantizar el apoyo de la división blindada (los tanques son de particular efectividad) o su equivalente. Aunque sigue siendo una posibilidad, los golpistas han de considerar que en el contexto internacional actual, resulta un modelo difícilmente sostenible más allá de unos pocos días o semanas. Súmese a esto el hecho que, al menos en América Latina, les será difícil encontrar militares dispuestos a ser cómplices de tan anacrónica aventura.
  • El Golpe de Estado Moderno. Este se da mediante la captura inicial, legítima o ilegítima, de uno de los poderes del Estado para luego proceder a la ilegítima captura del resto. En su versión más frecuente, los golpistas capturan el Poder Ejecutivo mediante elecciones (limpias o no, eso es secundario) y una vez instalados en el poder proceden a la usurpación de los demás poderes del Estado. El proceso suele incluir la amenaza, luego la extorsión y, finalmente, la consumación mediante, usualmente, el uso de referéndums apoyados en masivas campañas de desinformación y populismo subsidiadero (léase, circo y pan). Los críticos de este modelo suelen referirlo como “autoritarismo plebiscitario”. América Latina ha sido tierra más que fértil para variaciones de este tipo de Golpe de Estado. Alberto Fujimori en 1992 representa, quizás, uno de los casos de estudio más interesantes para el golpista en ciernes. No obstante, siendo las condiciones de aquel golpe muy particulares, el golpista ha de estudiar experiencias más recientes de Golpes de Estado como Chávez-Maduro en Venezuela u Ortega en Nicaragua o exitosos regímenes con rasgos de autocracia plebiscitaria como Correa o Morales. Ha de precisarse, sin embargo, la necesidad de un líder carismático para emprendimientos de este tipo (a menos que se trate de una sucesión como el caso de Venezuela en el que cualquier Maduro podría resultar suficiente una vez pisoteado y destruido el Estado de Derecho).
  • El Golpe de Estado Post-Moderno. Si usted es un golpista carente de condiciones de liderazgo, con más competencia para protesta que para la propuesta y se le ha hecho imposible acceder al poder político por las urnas o por las armas, debe usted concentrarse en este tercer modelo de Golpe de Estado para llevar a buen término sus aspiraciones. Es obvio que usted es un perdedor nato, pero no deje que sus fracasos previos lo acongojen: ¡Pare de sufrir! Empiece por concertar frustraciones políticas e intereses económicos. Pueda que usted tenga suerte y en su país exista un cártel mediático que controle la prensa escrita y buena parte de la televisión y que, por un comportamiento típico de mercados hiperconcentrados, el sector haya adoptado un esquema de precios líder-seguidores (producto del abuso de posición de dominio del cártel) que otorgue al grupo económico propietario el manejo casi absoluto del Cuarto Poder. Si este fuese el caso, créame, las “condiciones objetivas” están dadas. Si para mayor suerte, la incapacidad directriz del cártel para adaptarse a los cambios en la industria de medios de comunicación y, por ende, de sus accionistas para preservar los privilegios de su grupo en otros sectores productivos, ha conducido a todo el grupo económico a una situación de fragilidad que amenaza su continuidad, usted está prácticamente listo para su Golpe de Estado. Sea usted innovador y vaya por el tercer poder del Estado: el Judicial. Siendo claro, es muy probable que le sea imposible tomar el Poder Judicial desde arriba, regrese a sus apolillados libros e inspírese en “Manual de Guerra de Guerrillas” y busque operadores en el Poder Judicial y el Ministerio Público. Identifique sociópatas con vocación de muñecos de ventrílocuo en dichas instituciones. Infiltrar la jerarquía de la Iglesia Católica y dividirla es altamente recomendable. Dinamite usted (en sentido figurativo; no vaya ser tan torpe de tomar esta recomendación en sentido literal) las bases de la civilización judeocristiana: concerte campañas mediáticas contra la familia tradicional o promueva el concepto de género como construcción social desde los colegios.

La estrategia es simple: destruya, apoyado por el cártel mediático, a todo rival político, a todo grupo de personas que alce la voz en contra de su plataforma política, pase usted por “la trituradora” a toda fuerza que pudiera interponerse en su camino al poder. Ponga de su parte (aunque haya que reprimir su odio) y no sea tan obvio: sea selectivo en sus violaciones de derechos humanos; sea cuidadoso en no abusar del debido proceso en todos los procesos. Tenga claro que a falta de pruebas tiene usted recursos como la detención preliminar o la prisión preventiva. No se ofusque. No hay por qué meter presos a todos de inmediato.  No sea tan locuaz cuando realice intromisiones en el ámbito de los otros poderes del Estado. Búsquese a alguien que amenace con cerrar el Congreso o que pida destituir al Fiscal de la Nación. No lo haga usted mismo. El objetivo es ir a la siguiente elección y ganar por walk-over. No olvide el uso del referéndum. Un llamado previo a una Asamblea Constituyente podría ser especialmente funcional a sus intereses. Si usted sigue las pautas de este manual, a pesar de usted mismo, consolidará su Golpe de Estado en 12-18 meses.

Advertencia

Ponga usted atención a la clase media pues no vaya a ser que logre articular una plataforma política y, a través de un insospechado hilo conductor -de naturaleza religiosa, por ejemplo-, se integre en un frente y le gane a usted las elecciones. Su Golpe de Estado habrá entonces fracasado.