«Ser de izquierda es ser bueno y no serlo es ser malo»

José Antonio Olivares

Esta idea falsa se ha instalado en nuestro sentido común de la manera más natural, como si fuera una verdad indudable, pero no resiste el análisis. Si miramos de cerca la situación encontramos todo tipo de objeciones, la más extrema de las cuales tiene que ver con descalificar los términos mismos de la proposición: ¿qué es ser de izquierda, qué es ser de derecha? El punto central de este análisis será la absurda creencia de que esta pregunta se responde diciendo: el de izquierda es bueno, el de derecha es malo.

– ¿Por qué se cree que ser de izquierda es ser bueno? Porque el izquierdista aparece generalmente profundamente conmovido por el dolor de los que sufren, al punto de hacer de ese dolor el centro de su acción humana. El izquierdista quiere ayudar. Pero, ¿entonces son de izquierda las asociaciones de señoras ricas que hacen beneficencia ¿El izquierdista quiere entonces un sistema que no avale desigualdades exageradas? Es una buena meta para el diseño de un sistema político, pero la misma derecha podría avalarla sin por eso llegar a ser de izquierda. ¿Entonces qué son, en buena cuenta, la izquierda y la derecha?

– El de izquierda es bueno porque no quiere vivir su vida salvándose él (o ella), sino que quiere, digamos un poco cristianamente, establecer una unión con el prójimo de manera tal que solo acepta tener y disfrutar si el otro también tiene y disfruta. Esta posición, que parece buena e inobjetable, tiene una formulación extrema en la poesía de César Vallejo en la que dice que no podrá ser feliz mientras un niño muera de hambre. ¿Alguien puede decir algo en contra de una sensibilidad tal? Hay que ser un canalla para decir que está bien ser feliz mientras un niño muera de hambre, pero si somos honestos tenemos que reconocer que no hacemos otra cosa que intentar ser felices pese a que haya niños que mueran de hambre. La izquierda no cultiva la felicidad, porque siente que la situación es tremenda, pero ¿produce avances, propuestas, riqueza, beneficia a alguien? El de izquierda es bueno porque sufre, y porque al sufrir se hace consciente de las necesidades de los que tienen muchas necesidades (o no tienen más que eso), ¿es útil ese sufrimiento?, ¿es bueno?, ¿tiene realmente su causa en el padecimiento de la pobreza? Tenemos que reconocer por otra parte que la izquierda no se reconoce como un pensamiento capaz de muchas propuestas, siendo su característica más destacable la capacidad de hacer la crítica de toda posición que no sea la propia. En ese alto sentido crítico la izquierda se produce como un mecanismo parecido al de la inquisición, cultivando una pureza y un fanatismo peligroso y esterilizantes.

¿Qué quiere decir ser de derecha? La acepción más frecuente es «alguien malo», siendo esto comprendido como derivado de personas a las que no les importa el sufrimiento ajeno y que solo piensan en sí mismas. Lo que hay que considerar, si queremos hacer las cosas más completas y más verdaderas, y aceptar la complejidad que la realidad vista de cerca suele tener, es que el deseo de un sistema social más competitivo y volcado al reconocimiento del mérito individual, es decir, menos asistencial y más exigente, suele tener el mérito de elevar el nivel de vida de la totalidad de las personas. Paradójicamente, un sistema no populista, no deseoso de ayudar de manera directa o programática al caído suele ser más beneficioso para el mismo caído que un sistema asistencial, que bajo la impresión de estar haciendo algo por los pobres en realidad lo que hace es multiplicar su número. Este tipo de pensamientos, de reflexiones, de exámenes de la realidad, es cuestión de debate, pero suele estar obstaculizado por el ritual de adjudicarle a toda posición no cristiana, es decir, no izquierdista, el sentido de una militancia en el mal y en la derecha, lo cual es desde todo punto de vista absurdo. Es bueno tener planes sociales, pero no es bueno no tener planes productivos, no es bueno no cuidar también a aquel capaz de arriesgarse y producir, a aquel que quiere y sabe generar riqueza para beneficiarse con ella. Estos generadores de riqueza, que la izquierda ve con mala conciencia como si fueran los causantes de los problemas, son justamente aquellos que hacen posible que un país tenga riquezas que elevan su nivel de vida.

-La historia tiene ejemplos de genocidas de derecha tanto como ejemplos de genocidas de izquierda. Con el agravante que Hitler no hablaba en nombre de la derecha sino de un nacional socialismo y Stalin mató a millones de personas con palabras comunistas en su boca, es decir, de izquierda. Suponer que la gente de izquierda, por el hecho de serlo, es buena es tan absurdo como el hecho de creer que alguien que va a la iglesia y reza, por el hecho de hacer esas prácticas, es bueno.

Los mismos militantes izquierdistas, pueden ser tomados como ejemplo de personas que ejercen actitudes de esas que caricaturescamente solemos describir como «de derecha»: es decir, desean privilegios, desean y ejercen el poder, extorsionan, deforman la información, acusan prejuiciosamente y sin fundamentos, etc. No está mal que sean así, lo que no sirve es que se ofrezcan como modelos de actitudes correctas y distintas sin realmente serlo. Una persona es buena o mala no por ser de izquierda o de derecha, sino por otras cosas que se expresan más allá de su posición política explícita, lo cual no es más que una de tantas características aleatorias de la vida individual.

– Uno de los peligros de no comulgar con la idea de que ser de izquierda es ser bueno, al cual me expongo al decir estas cosas, es que inmediatamente quien lo dice es acusado de ser un hombre de derecha.

Y eso no me hace ni bueno ni malo.

(Fuente:»Ideas falsas» Alejandro Rozitchner)