La penetración digital en los hogares peruanos

Aníbal Sánchez

El Perú, en la última década, ha registrado un crecimiento muy importante en la incorporación de las tecnologías de la información en los hogares, impresionante acceso a la telefonía celular, al internet, a la televisión por cable. Esto ha traído beneficios en la educación, en la salud, en los negocios, además de acercar mercados e intensificar el comercio electrónico. Mejora la vida de las familias, por supuesto, nos vamos acostumbrando al “e-learnig”, al “e-government”, “e-commerce”, etc. Los peruanos, estamos en una pendiente de ascenso en el uso de las tecnologías de información en los hogares, en las empresas, en la economía, vamos utilizando intensivamente el internet para alcanzar conocimiento, hacer negocio, diversión y entretenimiento, ya pocos miran el paisaje, muchos solo miran la pequeña pantalla, como que allí encuentran todo.

Si bien en el Perú el uso de esta tecnología está en ascenso, vamos quizás un poquito rezagados frente a otros países vecinos como Chile, Brasil, Colombia o Argentina, pero finalmente hay un incremento. En la realidad peruana, el 93% de los hogares, cuenta con acceso al menos a una tecnología de información (TIC), nos vamos volviendo positivamente dependientes de la telefonía celular, del internet, de la televisión por cable. Incluso la población más joven con estudios superiores, alcanza una cobertura de cerca de 99%, en Lima, la ciudad capital de la República, con más de 10 millones de habitantes, y en las principales ciudades del país. La tecnología, como un oleaje que lo arrastra todo, se impone, creemos que positivamente, con las orientaciones y el control que todo “monstruo” requiere.

Pero como en la novela de ficción, aparece una amenaza, en un escenario globalizado, que involucra a todos los países, las familias, las empresas, una guerra comercial, que causa gran preocupación, afecta a los negocios, e incluso lleva como en un remolino, intranquilidad a las familias. Estamos hablando de las dos economías más grandes del mundo, hasta ahora, que han iniciado una guerra que involucra al mundo entero. Claro, una guerra comercial. El proteccionismo económico impulsado por la administración Trump, definitivamente afecta a todos, también al Perú, que con la visión de insertarse al mundo abrió sus fronteras al comercio, a la inversión y a la tecnología, y vio un estímulo en su crecimiento económico con resultados positivos que nos acompañan ya por más de un cuarto de siglo. Efectivamente, podría afectarnos.

El veto a la gigante transnacional China Huawei, para seguir comercializando sus productos y componentes, utilizando parte del valor agregado de compañías americanas, ha agudizado la guerra entre ambas economías. Con acusaciones incluso, de espionaje tecnológico, que nos hace sentir como si estuviéramos viviendo en la realidad, la novela de Dan Brown: “Fortaleza digital”, intrincada trama ficticia, que premonitoriamente nos habla de espionaje y contraespionaje en el mundo de la tecnología, los negocios y la política, nos da argumentos para señalar que no estamos lejos de la ficción. EEUU, y el veto al gigante chino Huawei, para hacer negocios en su territorio, incluso ha sumado a los aliados occidentales en esta ofensiva que como un bumerang podría incluso afectar a sus propias empresas y a su economía, que ha transnacionalizado sus procesos productivos. 

En el Perú, la telefonía celular ha penetrado al 91,3% de los hogares (INEI-ENAHO 2018), el porcentaje es más alto en Lima Metropolitana (95,0%), incluso en las áreas rurales el nivel de penetración es alto (81,0%). Hay más aparatos y líneas telefónicas que población peruana, y se estima existen 6 millones de teléfonos celulares “Huawei”, en el escenario peruano. Vaya que en el futuro podría afectarnos, estamos como en situación de dependencia, no de una droga, pero dependientes de lo bueno o malo de esta tecnología.  Sí, la tecnología es imprescindible, nos ayuda a aligerar el peso de la vida, pero a la vez, como en la novela de Dan Brown, nos da, por momentos, escalofríos.