Recordando a Francisco Miró Quesada Cantuarias

Ernesto Pinto Bazuco Rittler

El hasta ahora Director General del diario El Comercio, fue para muchas generaciones, el guía más importante de lo que puede ser simplemente un Hombre de Bien. 

De joven fue un deportista, aficionado al box, en el combate cuerpo a cuerpo, cara a cara, puño a puño. Más tarde se destacó en su calidad de filósofo ganándole a todas las mentes con razonamientos preclaros y temas de interés. Fue un gran periodista que defendió siempre la verdad y además informó cabalmente. Educador, no solo con el ejemplo, sino la palabra siempre acertada. Llegó a ser Ministro de Educación, de esos que dejan escuela en la política honesta y certera.

En estos tiempos en que cierta prensa que no vende, pero se afana en hacer campañas en favor de unos y en contra de otros, se extrañará la figura de Francisco Miró Quesada Cantuarias.  También en momentos en que se confunde la labor de abogados, con el necesario criterio de juristas, vamos a sentir el vacío de un gran jurista como lo fue Miró Quesada Cantuarias. 

Prestigió al Perú en el extranjero, tanto como embajador en Francia, cuanto como el representante más genuino de la Academia, del grupo muy reducido de sabios que supieron defender los intereses permanentes del país.  Eso y algo más lo escribí en un artículo que publicó el diario Expreso con ocasión de haber cumplido Don Francisco cien años, en diciembre pasado.

Recordé en aquella ocasión, que cuando preguntaba en círculos de intelectuales europeos sobre el peruano más prestigioso, la respuesta, sin lugar a dudas, era el nombre de Francisco Miró Quesada Cantuarias.

Y cuando tuve oportunidad de conversar con él, siempre pude aprender mucho, del modo más ameno.           

Don Francisco, llego a tener la misma edad que mi padre.  Ambos, que estudiaron en Alemania y conocían al mundo, en tanto que amaban al Perú, nos dejaron el gran legado de una vida ejemplar.