El origen de la crisis política y su decurso

Sergio Tapia

Hay diversas causas que han concurrido en generar la tremenda crisis política que sufre la Nación. Unas son causas remotas que reflejan el agotamiento del sistema partidocrático, que es necesario cambiar. Otras son causas accidentales, de orden secundario, como lo es la composición actual del Congreso de la República, e incluso su principal contendor el Presidente Vizcarra.

Hay causas más determinantes, los autores; que están constituidos por las organizaciones que se inspiran en el credo revolucionario marxista, aunque tengan entre sí diversidad táctica, diferencias. No es lo mismo una ONG “Think-Tank” que aporta análisis e ideología aplicada, que aquellas otras ONGs encaminadas al activismo político-judicial (que son como un estudio de abogados). Y, ninguna ONG es de la misma naturaleza que un partido de izquierda marxista como el Partido Comunista del Perú, o las bancadas parlamentarias Frente Amplio o Nuevo Perú.

No todos los marxistas empuñan el arma, ni se adiestran en la dinamita para aterrorizar a la población. Pero, sí, todos ellos, tienen una comunión ideológica que los conduce a pensar y actuar al servicio de la Revolución subversiva. Su agenda revolucionaria la practican en el lugar donde se encuentren y en cualquier servicio que presten, como jueces, fiscales, abogados, parlamentarios, catedráticos, maestros escolares, policías, etc.

La crisis política tiene varias dimensiones. Hacer el distingo permite la eficacia y la permanencia de los remedios a aplicar. Hay una dimensión que es la emergencia, y otra que es el mal sustantivo.

Los personajes que actúan fomentando la crisis, son la emergencia; son la exteriorización de la infección. No constituyen en sí mismos lo importante, el principio o causa de la crisis. Me refiero al señor presidente Vizcarra, y su mediocre gabinete ministerial. De la misma manera como PPK se dejó manosear por los caviares, en igual situación está el señor presidente Vizcarra. Son elementos fusibles, para poner y sacar. Nada aportan a la existencia de la crisis, salvo su complicidad eficiente.

Estamos ante un golpe de estado a la institucionalidad republicana, por manipulación del marxismo caviar. No es una toma violenta del poder, no es una sublevación armada, no hay bombas terroristas asesinas, no se registra actividad guerrillera urbana o rural. Es una operación psico-política, de inspiración gramsciana. Pero, es un golpe de estado.

Así como el Partido Comunista del Perú (mal llamado “Sendero Luminoso”), dio a su “Inicio de la Lucha Armada” (ILA) un carácter antidemocrático, significado en la quema de las ánforas electorales en Chuschi (distrito de la provincia de Cangallo, departamento de Ayacucho), aquel 17 de mayo de 1980. El mismo estilo antidemocrático se exterioriza en el “golpe de Estado Caviar 2018”, 38 años después, con su artero ataque para disolver el Congreso de la República, esto es, las oficinas del Estado donde cumplen sus funciones representativas los elegidos por la ciudadanía.

Este “golpe caviar” no es de un solo acto, es un proceso. Se aprecia por el ritmo adoptado por los mismos caviares, al emitir los psicosociales de prensa de su guerra psico-política.

Hay desfachatez y cinismo en el intento de demoler el Congreso. Los caviares, por boca del presidente, actúan diciendo que lo hacen en nombre de la ciudadanía. La que no ha sido real ni objetivamente consultada. Disolver el Congreso, es “golpe de estado caviar”, motivado ideológicamente, pretextando motivos constitucionaleros, contando con el censurable complot de la administración PPK y de la administración Vizcarra; que han incurrido en infracción constitucional, por la que deben ser sancionados. Pues, nadie debe obediencia a quien asume funciones públicas en violación a la Constitución (art. 46° de la Carta Fundamental).

La mejor insurgencia ciudadana contra el “golpe de estado caviar” es asumir espíritu cívico defensor de la armoniosa separación de poderes republicano, ejercer compromiso ético contra la ideología de género, cumplir los deberes conyugales y ejercer la patria potestad, respetar el orden natural, contribuir a la realización del bien común temporal, conocer y sentir que la Nación Peruana nos quiere, y necesita de cada uno de nosotros.