Carola Rackete, una heroína moderna

Ernesto Pinto Bazurco Rittler

Carola Rackete es una joven de 31 años que ha llegado a obtener el grado de Capitán de una embarcación grande, y ha tenido el coraje de rescatar en el Sea Watch 3 a refugiados africanos que estaban a punto de morir en el Mediterráneo.  Hay que recordar que solo en este año son casi medio millar los desaparecidos en aguas de ese mar, por falta de iniciativas de rescate.  Balance triste para países que tienen embarcaciones, sufragadas por los que pagan impuestos, listas para aniquilar y no para salvar vidas.  

Lo destacable de la Capitana Rackete es que cuando trató de llevarlos a tierra, se le negó el permiso de modo miserable. Benévolamente llaman hoy  “populismo de derecha” a un gobierno  que no es sino un remedo del  fascismo.  Carola, con carácter germano,   desafió al llamando “Capitano Salvini”, y llevó a los refugiados al puerto de Lampedusa. El “Capitano” –viendo su autoridad disminuida- actuó como cualquier  machista y ordenó arrestarla. Carola respondió “solo abandonaré el barco, como Capitana, cuando el último pasajero este a salvo”, y así, actuando con la ética que corresponde, logró una victoria para todos los que creen en el valor supremo de la vida humana.  Una lección de moral de la alemana a un italiano.

Ocurre  que las personas que huyen siempre han tenido poco “lobby”. Los judíos no hubieran tenido tantos padecimientos en la Alemania nazi, si hubiera habido más médicos o profesionales, como mi padre, que los ayudaran a salir del país.  

Los tiempos han cambiado, pero no para todos. Por ello aprecio a las instituciones y personas que reconocieron mi actuación en Cuba al dar protección, en 1980 a miles de refugiados en la embajada del Perú. Lo aprecio no como un homenaje a mi persona, sino a la necesidad de que la política se vuelva más humana. Que sean elegidos como presidentes no aquellos que –quizá motivados por un complejo de inferioridad- quieren construir murallas o niegan que refugiados de otros países engrandezcan sus naciones. ¿Qué sería de los Estados Unidos de América, o de Italia, sin la contribución de la migración?

Ojalá que la actuación de la joven Carola –a quien por presión internacional le fue cambiada la prisión por arresto domiciliario- no sea olvidada.  Pero aun en una Italia desordenada frente a los principios de la Unión Europea, Carola está amenazada de recibir una condena de diez años de cárcel.

En tanto esto conmociona Europa, en el Perú tenemos otros problemas. Aún repercute el espectáculo propiciado por un ministerio, al repartir mandiletes rosados. El Ministerio de la Mujer, tiene dentro de su responsabilidad la protección de poblaciones vulnerables. En el Perú, estos conglomerados humanos están situados principalmente en las zonas más afectadas por el Cambio Climático.  La población más vulnerada en nuestro país es la de los niños, especialmente los afectados por la desnutrición y la tuberculosis que alcanzan cifras mundialmente alarmantes. En estas circunstancias se prefirió gastar dinero en mandiles.

Los intelectuales, como Mario Vargas Llosa que defendió en un excelente artículo el Premio que lleva su nombre, de ataques por supuesta discriminación de género, tenemos una sola respuesta: La única división admisible del Ser Humano es por su capacidad o realizaciones demostradas.  Entonces a quien aplaudiríamos, ¿a Carola o a los innombrables que se les ocurrió la idea de los mandiles?