La izquierda peruana mira el 2021

Federico Prieto Celi

Los parlamentarios de izquierda se aprestan a luchar  por el poder en las elecciones generales de 2021, en el bicentenario de la República. Y cuando el marxismo encarna movimientos políticos que ejercen el poder del Estado, entonces tenemos democracias o dictaduras que hacen muchos destrozos. Sudamérica se ha librado de caer en el dominio comunista, pero su paso ha dejado una ideología equivocada en las masas, que será difícil de borrar, que rebrota todavía aquí y allá. Debemos estar alertas.

La dictadura del general Juan Velasco Alvarado, que no era marxista, fue el intento más serio del  marxismo de infiltrarse en el poder y hacer de las suyas. La dictadura venezolana de Hugo Chávez, que tampoco era marxista, fue un remedo grotesco de la revolución peruana, llevada hasta sus últimas consecuencias con Nicolás Maduro.

El saldo dejado por los gobiernos inspirados en el marxismo ha sido una dialéctica demagógica en la palabra política y una pobreza extrema en el pueblo en nombre del cual dijeron gobernar. La caída del comunismo soviético fue el golpe de gracia de los intentos marxistas revolucionarios de capturar Sudamérica, como tanto se ha dicho.

Los generales Augusto Pinochet y Jorge Rafael Videla, Hugo Banzer (el único militar que consiguió ser elegido democráticamente después de haber sido gobernante de facto) y Alfredo Stroessner, Joao Figueredo y el político civil Juan María Bodaberry (el único presidente civil y elegido en las urnas, que terminó gobernando dictatorialmente con un proceso cívico-militar contra el comunismo), han sido, bajo la sombra paternal del generalísimo Francisco Franco en España, los que han hecho posible la erradicación del comunismo en Sudamérica. Ese es el hecho histórico.

La Escuela de las Américas, organizada por los Estados Unidos en Panamá, fue un centro de formación de la élite militar de América Latina, para gozar de una preparación específica sobre el pensamiento marxista y la lucha militar contra la subversión comunista. Muchos oficiales de los ejércitos sudamericanos que estudiaron allí no actuaron contra el comunismo en sus países sino que simplemente se reintegraron a los puestos que les correspondían; sin embargo, pero una minoría fue, en los países del Cono Sur, protagonista de esta lucha. Asimismo, hubo actores principales contra la lucha antisubversiva que no estuvieron en Panamá.

El instrumento principal de la lucha contra el comunismo fue el Plan Cóndor, un programa de coordinación internacional entre los servicios de inteligencia de las dictaduras que gobernaban los países del Cono Sur: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, probablemente en coordinación con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. Buscaron detectar las estrategias del marxismo para infiltrarse en las sociedades de esas naciones, y erradicar a sus protagonistas (como los montoneros) ya sea con el exilio, con la prisión o con la muerte. Los abusos de este programa han sido difundidos de manera detallada por los medios de comunicación, y ha sido narrado en libros y películas. El Perú nunca formó parte del Plan Cóndor.

Falta por escribir de manera detallada sobre el daño que los esfuerzos tantas veces violentos por tomar el poder y el abuso de poder cuando lo tuvieron, ha dejado en Sudamérica por parte de la ideología marxista.  Son pocos los ideólogos que se han dedicado a esta tarea. Inclusive en el campo exclusivamente  económico (el más catastrófico desde el punto de vista del progreso y desarrollo de los pueblos que ha causado el marxismo) no ha sido estudiado en toda su magnitud, y los escasos trabajos realizados en esta línea, no han gozado de la difusión que han tenido, en cambio, los daños causados por el Plan Cóndor en el campo de los derechos humanos.