Economía: de Egasa y Egesur a Tía María

Federico Prieto Celi

Al presidente Martín Vizcarra, cuando anuncia que no respaldará el desarrollo de la mina Tía María en Arequipa, le está pasando lo mismo que le pasó al presidente Alejandro Toledo, cuando se rindió ante la demagogia, y anunció que no culminaría el proceso de privatización de las empresas eléctricas EGASA y EGESUR, ya privatizadas mediante un proceso limpio, y que estaba en fase final de entrega física de las mismas. En otras palabras, antepone el interés político personal al bien común nacional.

En ese marco de derrotismo gubernativo, veamos lo que busca la última propuesta presidencial. Porque cuando el río suena, piedras trae, dice el refrán. A partir del 28 de julio la gente se pregunta con más insistencia quién está detrás de Vizcarra.  Al asesor argentino Maximiliano Aguiar Masuelli, y al promotor de la ideología de género Jaime Saavedra, hay que añadir ahora a Jorge Nieto Montesinos, que acaba de disparar el cañoncito de Castilla, al anunciar su postulación a la presidencia de la República, siendo hombre de confianza de la casa de gobierno, pese a que afirma que tendría «enormes desventajas» frente a otros partidos políticos establecidos, si se adelantan las elecciones (Declaraciones a Canal N). Se van encontrado piezas para el rompecabezas organizado por el jefe de Estado, al pedir al Congreso el adelanto  de las elecciones generales al 2020.

Ante los vaivenes y debilidades de la democracia, en crisis en todas partes del mundo, nos encontramos con una incertidumbre que asusta a los inversionistas. Por tanto, menos cambios y más principio de autoridad. Si Martín Vizcarra quiere irse, que se vaya de una vez, y que deje el cargo a la vicepresidenta.  No debemos dejarnos llevar por bajos sentimientos e instintos irracionales, apetitos de poder y manipulaciones en los medios, sino por la inteligencia, el pensamiento, la voluntad de poner al Perú por delante de intereses subalternos. Por la racionalidad e institucionalidad en el Estado de Derecho.

Porque si Tía María no va, como ha dicho Martín Vizcarra, entonces la minería no va, la economía no va, el desarrollo no va. En realidad, lo único que debe ir es la vacancia de Martín Vizcarra. Pedro Olaechea, en el Congreso, debe ser quien marque la andadura política peruana hasta 2021, mientras Mercedes Aráoz toma el mando del poder ejecutivo. Así, por añadidura, llegaremos al bicentenario con  una mujer de presidenta.