Gustavo Gorriti propone a Singapur como modelo al Perú

Federico Prieto Celi

Gorriti propone un mediano plazo de doce años, con una libertad cierta pero controlada, para lograr éxito en la lucha persistente contra la corrupción. Ello, con medidas sociales en educación, salud, vivienda y seguridad, un control policial obviamente autocrático, aunque no lo diga expresamente. Ir a una democracia de calidad, distinta de la actual peruana en declive, y una felicidad para los ciudadanos, que recuerda las ilusiones de Francia revolucionaria y de los Estados Unidos recién independizados de Gran Bretaña, hace más de dos siglos.

El 11 de septiembre Gustavo Gorriti escribe “El barro de la guerra”, en el que afirma que “nunca se ha avanzado tanto en la lucha anticorrupción como ahora” y que “nunca como ahora se logró tanto progreso y nunca como ahora se estuvo tan cerca de un triunfo que, de conseguirse, cambiará el país en forma inmensamente positiva”. Un comercial para el gobierno de Martín Vizcarra.

El 16 de septiembre se pregunta “¿Para que sirve luchar contra la corrupción?” y se responde que si bien es imposible erradicarla a corto plazo, “es posible (y no solo posible sino necesario), hacerlo en un plazo razonable mediante avances progresivos, sistemáticos, medidos, que logren cambios perdurables en una decena de años”. Y mediante un análisis de cuadros de países, concluye que “a menor corrupción mayor desarrollo humano y mejor democracia en un país”, aforismo con el que inicia su tercera entrega.

A pesar de ser una ex colonia británica y estar en el continente asiático, el 18 de setiembre Gorriti hace su tercera entrega para proponer a Singapur en su nota titulada “Experiencias y Resultados”. Piensa que “las reformas, pragmáticas pero profundas, que impulsó y dirigió Lee Kuan Yew” y “… el buen gobierno bajo el imperio de la ley, el control de la corrupción, un servicio civil meritocrático basado en salarios competitivos, inversión estratégica en ‘educación universal’ y salud para todos,[…] dotar de viviendas de buena calidad a todos, […]estrategias de valores, […] dedicación al trabajo, la cohesión social y el respeto mutuo”. Apunta que ello con “una actitud de control social, energía en reprimir el crimen, una Policía profesional y respetada, políticas de reintegración de delincuentes”, etc.

Eso es lo que ha escrito en IDL. ¿Qué programa de gobierno habrá planificado para esos doce años autocráticos, teniendo en cuenta que siempre ha criticado los diez años de Fujimori, a quien tilda de dictador, es decir, más que autocrático? Se supone que está pensando en los dos años que corren hasta el 28 de julio de 2021 y la década siguiente, que deberá corresponder a dos mandatos presidenciales distintos, si no quiere seguir atiborrando al Congreso con tantas reformas constitucionales que se distorsione esencialmente la carta magna del 93, especialmente en el régimen económico, teniendo en cuenta que siempre ha hecho gala de ser de izquierda.