La fuerza económica de las migraciones internas

Aníbal Sánchez

En las últimas décadas, el Perú ha experimentado un intenso y dinámico proceso de cambio de residencia de su población, las fotos más palpables son los cerros y arenales de Lima cubiertos de gente provinciana, que llegaron para quedarse hace varias décadas, son las continuas y potentes migraciones internas, que han ido cambiando la fisonomía del país, ahora extendida en todos las direcciones del territorio. Trae progreso a ciertas regiones, pero también agudiza la pobreza en otras, al perder fuerza de trabajo, principalmente de los más jóvenes, que salen de sus lugares de origen con otras ilusiones.

La población se ha desplazado en búsqueda de mejores condiciones de vida: de trabajo, de estudio, de realización plena; estos movimientos traen cambios demográficos, económicos y sociales, que van afianzando esta realidad en el país, mayoritariamente urbana, empequeñeciendo la población rural. Ahora, cuatro quintas partes de la población peruana viven en las ciudades, en las urbes, y sólo una quinta parte en las áreas rurales, con el riesgo de que amplias áreas, principalmente alto andinas, al verse despobladas, más tarde que nunca, estarán amenazadas por el cambio climático, que trae desastres naturales, que afectan la productividad de las zonas más altas de la cordillera, que va mostrando el espinazo de los Andes, por la erosión de la tierra, la sequia, y otros efectos del clima adverso.

El Perú en todo su territorio cubre extensas extensiones de costa, sierra y selva, por allí está el poblador peruano desde siglos inmemoriales. Los valiosos resultados de los Censos Nacionales 2017, indican que la población peruana mayoritariamente se ha trasladado a vivir en la franja costera, allí está el 58,0% de la población peruana, ésta se ha aglomerado en esta región natural, en la que han crecido inmensas ciudades. Hace ochenta años atrás, la población, mayormente vivía en la sierra, subiendo desde la yunga, o quechua, hasta la puna y jalca, en esta región natural ahora sólo reside el 28,0% de la población del país. De otro lado de los Andes, en el llano amazónico vive cerca del 14,0% de todos los peruanos, donde la población también ha aumentado, poblando sus mejores tierras, bañadas por los inmensos y ricos ríos de la Amazonía, que ofrece sus frutos, productos, y grandes posibilidades de progreso.

Las migraciones internas en el Perú, con siglos de historia, son los testimonios de la vida de los pueblos, en el imaginario, nos va guiando, la leyenda que describe ese proceso, por la senda resumida de los pasos de Manco Capac y Mama Ocllo, saliendo del lago Titicaca, con dirección a otras tierras. Para poblar y crecer en otras regiones del Perú profundo, y esto, nos da argumentos para valorar la potencia económica de las migraciones internas, que se dan en el país y también en otras regiones del mundo.[1] Lo que indudablemente ha posibilitado crecimiento y desarrollo.

Las migraciones internas han aportado principalmente trabajo, fuerza laboral, que ha ido insertándose en diversos procesos productivos. Mediante el ahorro han aportado capital con inversión creciente en distintas áreas geográficas potencialmente productivas. A la vez ha extendido el crecimiento económico en todo el territorio, ampliando el mercado interno, desarrollando el capital y las relaciones productivas. Aprovechando la formación y años de experiencia de los trabajadores, ahora como obreros, empleados, trabajadores independientes o, también, empleadores. Esta dinámica se nutre, a su vez, por la mayor demanda de bienes y servicios, mayor consumo de las familias, de las cuales los migrantes internos son parte.

Las migraciones internas han traído progreso ampliando el mercado peruano, proceso que no se detiene y que configura una riqueza especial de un país en constante movimiento. No existe parte del territorio peruano que no exhiba su trabajo un “forastero emprendedor”, aportando, también, su cultura, su manera de expresarse, en la comida, en el arte, la música, la poesía, todo un proceso inmensamente enriquecedor, de mil maneras sentimos, unos más, otros menos, por sus ancestros o no, que todos somos migrantes en esta gran nación, que nos pertenece.                   

[1] Aníbal Sánchez Aguilar: “La fuerza económica de las migraciones internas”. Mayo 2015.