Bolivia, Chile, Perú … : ¿Crisis de la democracia?

Sergio Tapia

Algunos países –como Chile– sufren el desborde de la ira y la violencia sin que la autoridad política instituida atine prudencialmente con moderar los excesos. Esta modalidad de crisis no alcanza a todos los países latinoamericanos, plegados al liberalismo de la democracia formal, pero vacía de contenidos éticos y de solidaridad.

En otras sociedades, no ajenas al liberalismo político y económico, que perciben tener fracturas en el ejercicio de la representación política, en sus vínculos con el sistema republicano y en el modo de ejercer la vida partidaria, presienten que el orden político imperante ha perdido su lozanía, la vitalidad y energía para permanecer inalterable. Pero no han llegado a niveles de violencia que pongan en peligro la paz social, la tranquilidad en el orden, ni alteren e impidan el bien común a niveles insoportables para la continuidad de la convivencia social. Como en cierto modo, cada vez más se asoma en el Perú las manifestaciones de una crisis por inoperancia, por carencia de solvencia moral y por la ineficacia que afecta a la importante institución presidencial y a todo el aparato estatal. En otras dimensiones, lo que vino sufriendo la Argentina en tiempos de Macri, y también otros de los muchos países de la mancomunidad hispanoamericana.

Por otro lado, los países sometidos por el estatismo de las izquierdas socialistas y el totalitarismo de los comunistas, así como los cripto-caviares; la crisis les ha pegado más fuerte aunque no todos han sufrido la legítima rebelión contra esos gobiernos tiránicos, como sucede hace años en Nicaragua y ha sucedido en Bolivia precipitadamente. El régimen de Evo Morales cayó como castillo de naipes, al intentar prolongar abusivamente su mandato presidencial corrompiendo el sistema electoral. Pero hay aún, en la zona comunista de Hispanoamérica, casos como el régimen cubano que se mantiene estabilizado sin relajar el abusivo control estatista, y ha logrado superar ya tres años desde la transferencia nepótica del poder del finado Fidel Castro a su hermano Raúl. En cambio, en Venezuela, se combina el totalitarismo de Maduro y la utilización de los grupos terroristas que el Estado utiliza para la medrosía, y si bien se han producido reacciones políticas desde el liberalismo, al resultado ineficaces hasta ahora. Pero, en los países gobernados por el imperativo ideológico de las izquierdas, no se trata de crisis del sistema democrático por ser inexistente en Cuba, Venezuela y Nicaragua, y hasta ayer en la Bolivia de Evo.

En Ecuador, la violencia del pasado mes de octubre no llegó al extremo de producir la caída del régimen de Lenín Moreno; pero si causó una desconcertante inestabilidad en diversas manifestaciones de la vida pública y privada.

En Brasil el régimen de Bolsonaro se apresta a celebrar su primer año de gobierno, en enero próximo. Y, sobrellevó muy bien el asedio internacional que lo responsabilizaba por los incendios en la amazonia.

Hay dolores de parto en las sociedades latinoamericanas, en búsqueda de la adopción de un eficaz sistema representativo, asaz democrático y republicano. Encontrar el esbozo y dibujarlo en nuevas expresiones del sistema de representación parlamentaria, del modo de ejercer el poder por el Ejecutivo, de la manera de administrar la justicia por los magistrados. Así como restablecer la carrera del funcionario y empleado públicos. En suma, el quehacer prioritario debe ser dedicado a transformar el Estado, aún hay tiempo, a pesar de las urgencias exigidas.