De todo corazón, señores

Renán Gorriti

Al despedirme en el portal de su casa que da a un parque sereno  de paz y remanso dentro de una locura colectiva como es este país que llamamos Lima, donde en carga montón  han venido desde lejos a vivir o morir, que es lo mismo, los compatriotas que quieren vivir mejor y conocer al Estado que no les llegó a las alturas cordilleranas o sus serpenteados ríos selváticos donde en las riberas moran los olvidados que con crueldad, y es cierto, definieron como  de segunda clase, concluimos tras un repaso de la vida nacional  revelado como una foto en movimiento no pudimos menos que coincidir que vivimos una vida de tranquila desesperación.

Un mundo y continentes en tiempos revueltos. Las brechas sociales y económicas se ahondan por más que se suelten las cifras oficiales y privadas en subida o bajada de la economía, donde la estadística decimal y agónica de progresos y retrocesos, gramos más o céntimos, como una marea lenta y en bajada, definen una situación francamente depresiva.

El Perú, es un enano deforme de gran cabezota y patitas de alambre. Hablamos de Lima frente al desequilibrio de las regiones, la que define todo y el país está aquí con sus manifestaciones sociales, económicas y culturales, ensayando democracias de todo color y tamaño como se vende las prendas en Gamarra. No hay otra conquista que la del poder narcótico y la corrupción y sus sanguijuelas echando barro a todo para no ensuciarse.

Luis Lumbreras dijo entonces: Mira, entre la modernidad colonial y el atraso movilizador, votamos por el pueblo y su valioso archivo de diez mil años. Esto, de todo corazón, es reclamar un pasado en copa nueva, más servible que remover inútilmente y sin educación los genes del mestizaje que mal hizo todo al extremo que, disconformes queremos que un provinciano o una varita mágica sacada de entre sus ropas el Estado, cambie una torcida situación que no resolverá las demandas si no pasan por lo menos 20 años, dos generaciones. La tecnología occidental  De nosotros depende cuanto de tal tecnología podemos aceptar y cuánto de ella es inservible y paralizante. Con el siguiente acoso eleccionario aquí nuestras generaciones venideras, también se juegan el futuro económico las grandes potencias para sus beneficios. Ellos nos tocarán las puertas desde los continentes pudientes. Y la política no solo como arte de gobernar será otra que define un juego de intereses dentro de una borrasca o ventarrón que anuncia violencias y extinciones.

Es cuestión de ver y sentir como se desangra el país sin heridas ni sangre tinta que se note en el pellejo, Va por dentro del cuerpo.   

Es difícil andar derecho, es difícil coincidir, unir. Es fácil restar y dividir. La Constitución no habla de economía y es preciso reformarla, templarla como una cuerda de guitarra, en armonía con los tiempos. Vana ilusión si el Congreso económico propuesto hace casi cien años, no se instauró y menos hoy, que sus promotores del APRA están en cero. Y sus corifeos, peor. Hemos olvidado muchas cosas, empezando qué  es un partido, qué una democracia, qué una dictadura, cuales sus paralelos, coincidencias y disidencias. Solo hay tiempo para la corrupción y saquear las alforjas del país para beneficio ajeno.

Los partidos raramente sobreviven a sus fundadores. Sus entrañas son inconmovibles. Su mayor esfuerzo democrático fue llegar a un record de 83 partidos de vana ilusión. La dictaduras se turnaron con las eras democráticas, mucho más midiendo sus armas desde las sillas de gobierno. Ese péndulo dejó de funcionar como reloj y hoy solo se habla de dictaduras disfrazadas de democracias y democracias di8sfracadfas de dictaduras. Las reelecciones, por ejemplo, donde no hay un solo uniformado, pero como los submarinos, navegan y se mueven bajo el agua.

No habrá paz ni progreso sin educación. Y la responsabilidad es del Estado y de la empresa privada por igual. Y no se da lo que se promete en los CADES con un entusiasmo enternecedor. El sectarismo y la pasión política de estos tiempos, violentos, arroja, actitudes infelices y dañinas como degradantes a la condición humana. El dinero como la pobreza, también envilece. Miren nomás  a nuestros políticos y candidatos. Son un portento, una hermosura. Já. Cada político es un asalto al entendimiento humano directo, al bolsillo flaco, a la solidaridad de una causa manida de tanto uso repetido. Necesitamos un cambio de actitudes.  Chile, con el dictador Augusto Pinochet, comandante de las fuerzas armadas toma el poder y saca muerto- tras el bombardeo a la casa de la Moneda en 1973- a Salvador Allende, Presidente socialista, estatista, comunista que “mató de hambre al pueblo chileno”. A los pocos días de que los pobres “rotos” así les llaman,  comieran billetes devaluados y monedas, a partir de allí, los momios, marcaron la diferencia. Empezó la carestía, la escasez, la moneda sin valor. Cuando asumió el dictador, llegó la abundancia insólita, repentina. Los empresarios de la derecha más delirante y homofóbica movieron tan solo a los camioneros transportistas  y abasteció al país igual que lo había abastecido. Cuando subió al poder, en menos de tres días había de todo, alimentos, ropa, medicinas, transporte,  tal como se lo prometieron los empresarios.

Esa misma gente que ayer deliraba hoy se levanta de pura pica, rabia y pena, a decir nuestro.  Demuestra que de nada les sirvió inclinar el espinazo ante la nueva Constitución del Pinochet, ni al cobardón que lloraba de miedo cuando Velasco dijo que se iba a tomar La moneda. Su credo, su ley,  hoy se cayó y llevó a los momios a una situación de un descuido absoluto frente a los que se sublevaron en su nombre.

Y de remate, una beneficiaria como acaudalada señora de la alta sociedad chilena como la  esposa del señor Presidente Piñeira, tras 46 años después, dice: “Nos quitan nuestros privilegios, en qué hora fuimos a confiar en estos alienígenas”.  Y el odio renació y tomó las calles. Y se vino la canción “un corazón quiso levantar un pozo, confiado en la proeza de su sangre, y hoy se le escucha delirar de hambre, en el oscuro fondo de su gozo. Al corazón le faltaba una oreja, y andaba distraído por la calle, estrangulando con pasión un talle e incapaz de notar alguna queja. El corazón de torpe primavera, hizo que le injertaran el oído, y tanta maldición oyó que ha ido, a que le den de nuevo su sordera.”…

No esperamos de los políticos sino las expresiones residuales más torpes de la infeliz historia de una América estrujada. Y los violinistas y querubines de la mal llamada democracia no serán sino un coro más de las sinfonías inconclusas que nos aturden con cada gobierno que pasa, que no es del pueblo,. Ni nunca lo fue. No hay tal democracia, no existe, es una bobada para mantener en la vieja ilusión escondida y alimentada como un sueño inalcanzable sin que tenga un calado histórico.  

De todo corazón, podemos decir, Perú es un baile de ilusiones.

Llenos de prejuicios, pobres de comportamientos políticos, de tributarismo ideológico y económico reaccionario, se impedirá que los grandes problemas nacionales sean resueltos. El peruano seguirá siendo desigual. Suponemos tener una identidad. No es así. No la tenemos, se fue…Y no ha regresado.