

Todos estamos familiarizados con las “tiendas” o stores de aplicaciones de Google, Iphone o Android de donde podemos bajar una infinidad de aplicativos listos para usar y resolver una variedad de problemas y necesidades cotidianas, laborales ó profesionales.
La cuarta propuesta disruptiva es la Nube del Estado. Aplicativos (cloud apps) en nube, con interfase web multiplataformas (móbiles, Pc, portátiles, tablets) disponibles en línea para las entidades públicas y empresas de todo tamaño, que faciliten la interoperabilidad y permitan la incorporación de la mayor parte de los servicios públicos.
Imaginen municipios remotos, con acceso a bajar soluciones integradas, probadas y estandarizadas para interactuar con otras instancias del Estado y con el público usuario. No las islas que son hoy.
Imaginen a las empresas que podrán tener acceso a los aplicativos cliente para realizar todos los trámites con el Estado desde sus propias oficinas. La ventanilla única no es un lugar físico, tampoco un centro de servicios con docenas de servicios que te ahorran el ejercicio de caminar.
Es información compartida entre las diversas instituciones del Estado, disponibles en una nube de servicios del Estado para las personas naturales o jurídicas.
No todos los sistemas del Estado pueden estar disponibles desde un inicio en la nube. Hay sistemas heredados (legacy) que por su envergadura no pueden ser sustituidos de un día para otro. Pero con decisión política pueden proyectarse y ejecutarse exactamente como cualquier proyecto de infraestructura.
Todo este proceso requiere de un segundo componente: las carreteras de información para una respuesta rápida a la medida de la envergadura de la demanda nacional.
La infraestructura de las comunicaciones de internet debe potenciarse sustantivamente. En los años que vienen la construcción de super carreteras de información serán vitales para el desarrollo de toda la economía nacional. Debemos considerar la adopción temprana de tecnología 5G. El impacto en la salud y la gestión pública será enorme.
Hoy, merced a los contratos con las prestadoras de servicios, el Estado peruano debe pagar el doble de los precios internacionales por conectividad. Otro oligopolio que nadie cuestiona.
Las nubes privadas y públicas son sistemas distribuidos complejos que funcionan mejor con arquitecturas de aplicaciones que dividen el procesamiento y los datos en componentes separados.
Por ello el proceso de desarrollos en la nube requiere de una colección de las mejores prácticas, conceptos y procedimientos para el éxito. Desde el propio diseño de la aplicación como una colección de servicios, reutilizables por otras aplicaciones; que considere las comunicaciones entre los componentes de la aplicación, el modelo y diseño para rendimiento y escalamiento y en particular que contemple la seguridad como sistémica dentro de la la propia aplicación.
Se trata de toda una arquitectura basada en servicios u orientada a servicios.
Planteamos un Estado peruano de servicios públicos a los que ciudadanos y empresas podrán acceder desde el hogar, la oficina o un celular, de manera masiva.
Un Estado que facilite a los municipios o postas médicas más alejados el contar con aplicaciones listas para usar y servir.
Caminamos en esa dirección pero no a la velocidad correcta. De 3,000 pasos, hemos recorrido 200.
Finalmente se requiere como tercer componente, trabajar el aspecto sustantivo de la identidad digital de personas y activos. Y en esto, la tecnología Blockchain tiene un rol protagónico, cuyo desarrollo dejamos para la quinta propuesta disruptiva.