

Por: Fernando Cilloniz
Eso de “burocracia improductiva” es un decir. Mejor sería llamar las cosas por su nombre. “Burocracia inoperante, indolente, maltratadora y corrupta”. Esa sería la expresión correcta. A esa burocracia me refiero. A esa costra burocrática que desde el 2006 viene creciendo y creciendo desmedidamente, indebidamente, irresponsable e injustificadamente.
No obstante, hay que reconocer que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central de Reserva (BCR) tienen excelentes sistemas de información. Y no exagero. Antes de terminar la primera semana del nuevo año, los portales web de ambas instituciones ya tenían muchas estadísticas macroeconómicas del 2019 completas, es decir incluidas las cifras de diciembre 2019. Un ejemplo para las demás instituciones públicas del país, muchas de las cuales publican sus indicadores de gestión tarde, mal y nunca.
La pregunta es por qué –teniendo tan buena información y, sobre todo, tan actualizada– el Estado no hace buen uso de ella. ¿Acaso alguien en el Estado está controlando el crecimiento desbocado de la burocracia improductiva? Nada que ver.
Ojo. No me refiero a maestros, médicos, policías, y jueces. Tampoco a ingenieros y técnicos que construyen infraestructura. Al contrario. Bueno fuera que crezcan más los presupuestos públicos para dichos servicios. Claro que queremos más y mejor educación, salud, seguridad, y justicia. Claro que queremos más y mejores redes de agua, carreteras, puertos, escuelas, hospitales. Pero no. No me refiero a estos profesionales del sector público.
Me refiero a la burocracia que no enseña, no cura, no protege y no juzga. Me refiero también a la burocracia que no construye nada. Me refiero a la burocracia chupa tinta. A los que nos hacen perder tiempo injustificadamente. A los que nos piden requisitos absurdos para atender nuestros derechos. A los que nos maltratan cruelmente. En buena cuenta, me refiero a los burócratas que no nos brindan ningún servicio.
Ahora bien, ¿qué dicen las estadísticas del MEF y BCR respecto al 2019? Pues que la economía creció 2.3%, y que la recaudación tributaria creció 4.9%. Ahí nomás tenemos dos récords. Uno: ¡nunca antes habíamos producido tantos bienes y servicios como en el 2019! Y dos: ¡nunca la SUNAT había recaudado tantos tributos como el año pasado! Sí pues, a pesar de la crisis política. A pesar del cierre del Congreso. A pesar de los escándalos de corrupción -Lava Jato, Cuellos Blancos y varios etcéteras más-. A pesar de todo ello, en el 2019 las empresas y ciudadanos peruanos pagamos más Impuesto a la Renta (IR) y más Impuesto General a las Ventas (IGV) que nunca antes en el pasado. La conclusión es entonces que el problema no está en la economía, aunque ciertamente debería crecer mucho más. El problema está por el lado del excesivo y creciente gasto en burocracia improductiva, que creció ¡6.7%! en el 2019. O sea, más que la recaudación tributaria.
La burocracia improductiva del Estado se ha convertido en una enorme carga para los peruanos. La economía crece y la recaudación también, pero los servicios de educación, salud, seguridad y justicia no mejoran. ¿Por qué? Pues, ya sabemos. La burocracia improductiva se chupa todo el crecimiento de la recaudación tributaria… y más.