Adiós tía

Ántero
Flores-Aráoz

Repetimos, el Perú es minero y buena parte de su territorio está constituido por la Cordillera de los Andes que, de norte a sur recorre todo el país con tres ramales, fíjense bien, no una cadena de montañas sino tres, algo inusitado en el mundo y, como sabemos, ellas contienen infinidad de minerales.

Si bien la actividad minera no lleva la delantera en ocupación laboral, lo cierto es que contribuye muchísimo a nuestra economía, dando trabajo directo e indirecto en todo el país. Quisiéramos que fuese más, por supuesto y sin lugar a dudas, pero para ello necesitaremos complementar la actividad extractiva con la industrial de siderurgia, fundición y, en general de transformar el mineral en metal y con él hacer infinidad de productos, lo que en buen romance se denomina “valor agregado”.

Si por otro lado tenemos en cuenta que buena parte de nuestra balanza comercial positiva se debe a la exportación de nuestros minerales, evidentemente tenemos que cuidar dicha actividad y hacerla cada vez más amigable con las otras, principalmente con la agricultura, ganadería y piscicultura fluvial y lacustre.

Lo señalado obliga al Estado a ser el gran articulador entre los diversos sectores económicos que, a veces por desconocimiento y otros por el discurso maniqueo de que la minería es malvada y la agricultura es bondadosa, están enfrentadas inútilmente, lo que se complementa con situaciones de conflictividad socio ambiental, algunas veces generadas artificialmente para crear el caos.

No decimos que siempre el sector minero tenga la razón, lo cual sería necio, pero si hay que buscar las condiciones adecuadas para que los diversos sectores extractivos y productivos, encuentren un sendero común, en que puedan convivir satisfactoriamente y, complementándose ayuden al desarrollo del país, que no solamente nos da divisas y ocupa mano de obra, sino que eleva el nivel de vida de la población y propende a su bienestar.

Cuando se evidencia insatisfacción en algunos sectores de la economía respecto a otros, hay que ir a las causas y buscar soluciones y, la experiencia nos demuestra que al igual que los divorcios, nunca un integrante de la pareja es el malo y la otra la buena. Normalmente hay corresponsabilidad, aunque no en igual grado o proporción.

Probablemente se preguntarán ¿qué le picó al autor de esta nota para tocar el tema minero? La respuesta es muy sencilla y, se debe a que el Presidente de la República acaba de anunciar que el gran proyecto minero “Tía María” simplemente NO VA, por lo menos durante el ejercicio del actual gobierno que debe culminar el 28 de julio de 2021.

El anuncio de marras implica que el Gobierno Vizcarrista está renunciando a su tarea de gobernar y sobre todo de arbitrar entre quienes se oponen a dicho gran proyecto minero y quienes desean que se realice. Esa labor no significa santificar a los unos y satanizar a los otros, sino convencer a que se lleguen a acuerdos lógicos para ambas partes en pro de no detener el desarrollo nacional.