El Perú buscó a Tomás Pueyo

Washington.- Desde el confinamiento de su casa en la bahía de San Francisco (EEUU), con 50 millones de lectores súbitos y convertido en referencia mundial, el ingeniero español Tomás Pueyo alaba a Asia y critica la respuesta de Europa y EE.UU.

Ante la creciente amenaza del coronavirus y su expansión a Europa y América, el artículo con el título del «El martillo y la danza» se convirtió en viral y fue utilizado como referencia por economistas, políticos y expertos en salud pública. La idea es sencilla: primero aplanar el pico de contagios con medidas de distanciamiento social, test masivos y rastreo de contactos (el martillo) para luego controlar la evolución según el riesgo (la danza).

El resultado del artículo fue una lluvia de contactos para asesorar a países y gobiernos. «Públicamente, el Perú, Alemania, Bulgaria. Otros se han puesto en contacto conmigo a nivel privado», remarca este ingeniero de 33 años, experto en crecimientos exponenciales.

Para Pueyo, la clave «consiste en tener la información correcta, eso son dos tercios del trabajo, el otro tercio es ponerlo de una manera consistente y que sea fácil de digerir».

Sobre Europa, lamenta la falta de preparación ante lo que se veía venir. «Hay un país que la mayoría de la gente no menciona, que es Alemania.

ienen un testeo perfecto y saben exactamente dónde están los casos. Luego no ha tomado las medidas que deberían tomar para reducir la expansión, pero al menos estaban preparados mucho mejor que España e Italia», argumenta. «El Reino Unido -sostiene- casi es el peor de todos. Tardó diez días más en tomar la misma decisión».

Asimismo, es muy crítico con la reacción de Estados Unidos, que es ahora mismo el epicentro de la pandemia con más de 500.000 casos, uno de cada de tres casos de todo el mundo; y 20.000 muertos, el mayor número global, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pueyo apunta a una concatenación de factores en EEUU: la diferencia rural-urbana, que hace que el virus llegue antes a las ciudades y de sensación de protección temporal a las zonas rurales; el peso cultural de la libertad individual y la separación de soberanía entre los estados y el gobierno federal. «Te encuentras con 50 minipaíses (los estados de EEUU), que no tienen experiencia epidemiológica, que no tienen ni idea de qué hacer, y están comprando máscaras, y ventiladores y tests, compitiendo los unos con los otros, y subiendo los precios para todos. Tienes un rol a nivel federal que es clave, y no se ha tomado, y es uno de los únicos casos en el mundo donde ha pasado», alerta.

«Lo peor ha pasado -prevé- pero tenemos que estar listos para la danza. Hay países como Dinamarca o Austria que quieren empezar a reducir las medidas, y en algunos casos habrá rebrotes. De aquí a un par de meses la mayoría de países habrá aprendido a controlar esto de manera que la vida sea razonablemente parecida a lo que había antes hasta que haya una vacuna».