

Es el tiempo que se tomó el vil asesino, vestido de policía, en dar muerte, con alevosía y ventaja, a su víctima que, esposado y derribado en el suelo, pedía respirar. Nueve horas después, gracias a las redes sociales contra las que había arremetido Donald Trump, el mundo vio las evidencias del crimen al afroamericano George Floyd. Y nueve días después en Alemania, desde donde escribo estas líneas, así como en muchas partes del mundo la gente salió a las calles para protestar contra la violencia en los Estados Unidos de América. La líder Ángela Merkel condenó públicamente este asesinato.
El Perú formó parte del Comité de las Naciones Unidas contra el Apartheid. Yo mismo viajé por diversos países en nombre de la ONU para luchar contra la discriminación racial. Por ello me sumo hoy a las protestas. Y expreso asimismo mi extrañeza de que el Secretario General de la ONU como tampoco el de la OEA se hayan pronunciado al respecto. Esto demuestra una vez más que poco podemos esperar hoy en día de los burócratas en organismos internacionales.,
El asunto no solo es de incumbencia de la gente de origen africano. Miles de latinos, y europeos se han sumado ante la actitud de un gobierno racista que abusa del poder en Washington. Esto debe de llevar a la mayor atención en el Perú que tiene a un millón de connacionales dando su aporte a la grandeza de la nación estadounidense.
A todos nos interesa que la Potencia Dominante en nuestro hemisferio retome el valor de la defensa de la democracia. Esto no es como lo entiende su actual presidente cuando Trump sintetiza su mensaje en “Ley y Orden”, sino en la respuesta que le ha dado su pueblo y que dice “Justicia y Paz”
En tanto en nuestro país cada ocho minutos y 46 segundos muere un compatriota… y no pasa nada