

La carta de los embajadores de Francia, Canadá, Colombia y Australia, al presidente del Congreso, que ya es un asunto terminado, oleado y sacramentado, pretende ser desenterrado por algunos personajes, que buscan ser los campeones defensores del derecho internacional -con visos chauvinistas- y examinar si el gato tiene cinco pies, es decir, que Palacio estuvo detrás.
El Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú expresó su extrañeza porque se obvió el camino que dispone la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, finalmente los diplomáticos se excusaron.
“Roma Locuta, Causa Perduta” (Roma ha hablado, el caso está cerrado). El canciller Gustavo Meza-Cuadra fue enfático en requerir que no se afecte la relación con estos países, que son amigos, grandes inversionistas y entrelazados con tratados de libre comercio.
Además, coordinamos con ellos temas, votos, en diversos foros internacionales.
Nuestra soberanía y los asuntos internos están incólumes. Solo se mostró una preocupación por la inversión de empresas de esas naciones y que el Congreso no puede soslayar –mediante la Ley N° 31018- violando el artículo 62° de la Constitución –tema que se encuentra en el Tribunal Constitucional- y la imagen del Perú en el exterior. Se han violado, igualmente, tratados de protección de inversiones.
El fondo es lo importante, no la crítica a los diplomáticos. ¿Se persigue que el atropello a la inversión llegue al CIADI, que el Perú pague millonarias indemnizaciones, y que, además, se resiente las relaciones con esos países, y ahuyente la inversión extranjera que vamos a necesitar primordialmente?
Es banal criticar la labor de los embajadores, cuya función es proteger a sus empresas nacionales en un territorio extranjero, es decir la protección de los estados a sus intereses, están obligados a reclamar, a defenderlas, a reaccionar cuando hay ataque al derecho internacional o a violaciones al derecho al derecho de propiedad y al cumplimiento de los contratos y/o a los tratados internacionales.
Distinguidos periodistas e internacionalistas expusieron su postura principista o nacionalista. Se respeta todas las opiniones. Pero no creo que sea ahora sano continuar con un debate estéril e improductivo que solo buscará afectar las relaciones con países claves y amigos. Nunca jamás dejes que el árbol te impida ver el bosque
Una escalada de tensiones solo hará más daño al Perú: censurar embajadores y pedir su retiro -hará que el otro Estado haga lo mismo, en reciprocidad-, llamar a nuestro embajador en consulta, romper relaciones o declararles la guerra, estamos en el campo absurdo de la ciencia ficción.
Gracias a Dios tenemos una gran escuela diplomática y experiencia en Torre Tagle. “Roma Locuta, Causa Perduta”
*Analista internacional