Robándole al Perú

La contratación pública se formaliza por ley en el Perú en los cincuenta, incluso desde antes de ello este sistema de gestión pública ha estado plagado de contratos abusivos y que han tapado actos de corrupción históricos como el contrato del guano y el salitre y de los ferrocarriles.

Durante estos últimos cuarenta años hemos visto como el contrato público ha sido deformado para cubrir y enriquecer a corruptos en el más alto nivel, sonados son los casos Lava Jato y el Club de la Construcción.

Hoy en plena pandemia a pesar de la urgencia y necesidad, hemos visto como malgastan el dinero del Estado, favorecen a proveedores cuestionados, a familiares, sobrevaloran los costos de las adquisiciones, fraccionan las compras, a pesar de que existen órganos fiscalizadores y sancionadores como el OSCE, la Contraloría, el Congreso, la Fiscalía, entre otros.

Claros ejemplos son las compras de las canastas, de las pruebas para coronavirus, la compra de las tablets, los contratos a favor de amigos y familiares del presidente, y a favor de familiares de la ministra de economía, lo cual hace pensar que se requiere una reingeniería en este sistema de gestión pública y el Estado, pero esto requiere un cambio estructural que va más allá del aspecto normativo, le han estado robando al Perú muchos años, esto se refleja en la desgracia de la pandemia por las deficiencias en los servicios públicos y falta de infraestructura.