God’s gonna trouble the water

Shonda Rhimes es una dramaturga brillante, creó la serie Scandal, basada en una solucionadora política de Washington que se enamora del Presidente Grant. Rhimes usa la canción Wade in the Water, chapoteando en el agua, para que la letra acompañe la detención del Vice Presidente Cyrus Beene por haber ordenado el asesinato del recién electo Presidente de los Estados Unidos Frank Vargas. La ambición política y la traición tiene sanción, ilustra Shonda mientras el Gospel inunda toda mi casa. 

El Perú es un país que está en la agenda de los Estados Unidos porque aquí hay un hub de narcotráfico, muchos fondos de inversión actuando, bonos agrarios incluidos y un fenómeno de Estado fallido que dejó de ser materia de los  “temas latinoamericanos académicos”. Biden y Trump saben que el Perú está descontrolado. 

Un treinta por ciento de la población urbana (25 de 34 millones) ya sería inmune al. Covid 19 y en cinco meses no todos los peruanos, necesitarían vacunas. Los programas sociales se han definido erróneamente por algoritmos mal aplicados, préstamos Reactiva y bonos de sobrevivencia muy mal entregados. Los principales empresarios peruanos consultan a sus abogados sobre las consecuencias legales de no pagar al gobierno. 

En la zona norte de Lima, a veinticinco minutos de Palacio de Gobierno, una discoteca privada que funcionaba en las noches de fin de semana fue detectada por la inteligencia policial. Se usó el sábado en la, noche para irrumpir con presencia de las cámaras de televisión. La policía fue tan torpe que causó la muerte de trece jóvenes y decenas de heridos.

Los servicios de inteligencia han disminuido su calidad de información y prognosis de acción. El ministro del Interior tuvo que renunciar por corrupción de su alto mando. El Presidente Vizcarra lo dejó caer, desatando una de las cadenas de revelaciones más graves sobre corrupción del gobierno, que no se veía desde los días de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori.

La ex VicePresidenta Mercedes Aráoz, una economista y académica reputada, ha revelado que Vizcarra y el asesor argentino Aguiar planearon la destrucción del Fujimorismo y el Antifujimorismo, utilizando el sistema de justicia y los medios de comunicación. Lograron su objetivo. No existe clase política en Perú, los empresarios se aferran a un tibio liderazgo de Roque Benavides, gran empresario minero, pero no dicen nada de esta sucia convivencia con un sistema de justicia y político que ha colapsado y que hoy la pandemia ha logrado desnudar. 

En el Perú, los jueces, fiscales y muchos burócratas han tomado la pandemia como una excusa para vacacionar o ganar un sueldo sin trabajar. Al bajo nivel cultural se suma una educación virtual que convertirá este año y el próximo en casi 800 días perdidos. 

La médico prestigiosa en gestión pública , Pilar Mazzetti, actual Ministro de Salud, podría anunciar que el impacto del virus en la población imposibilita convocar a elecciones generales para Abril del 2021. Recordemos que el Presidente Vizcarra demostró su habilidad para traicionar políticamente al no levantar un dedo para salvar al Primer Ministro Cateriano de las fauces de un Congreso que no le dio su voto de confianza. El actual Primer Ministro Walter Martos militar retirado de 63 años, no sabe ni expresarse con corrección política en público, como la, mayoría de los viceministros y las dos terceras parte de los Ministros.

En Septiembre se elegirá al Presidente del Jurado Nacional de elecciones. Probablemente sea el Juez Supremo Javier Arévalo, de buen prestigio, de 58 años. Los órganos técnicos del sistema electoral serán elegidos por la nueva Junta Nacional de Justicia que desde Enero de éste año no ha nombrado ni destituido a ningún juez o fiscal, solo se reunieron para suspender a los fiscales supremos Gálvez y Chávarry bajo un tremendo escenario de presión mediática, que está bajo control del gobierno y los denominados «caviares» exmilitantes de izquierda que se convirtieron de ‘think tank’ progresista liberal en controladores del poder político incluido con aliados corruptos.

En el Perú, siete millones de personas han perdido su empleo, los negocios independientes quiebran por todas partes, no hay partidos políticos y el sistema de salud condena a los pobres a la muerte.  Y desde el 2021no importará el Bicentenario de Independencia sino la hambruna por falta de producción alimenticia y la ola criminal y de enfermedades precedentes al Covid 19 que pintan un escenario trágico donde se hará Presidente quien salga en televisión más veces y rebote en los facebooks de provincias y cadenas de radio. Perú no es país de Twitter donde lees a Kamala Harris y las ocurrencias astutas de Trump. En Perú las elecciones la definen jóvenes muy desinformados y una masa electoral que le teme más a una multa, pues votar es obligatorio.

Lamentablemente, el Gobierno de Martín Vizcarra luce corrupto gracias a la información que proporcionan todos aquellos a los que ha traicionado. Nadie cree en la independencia del Presidente del Poder Judicial que se jubila este año en Navidad y no le importa si la justicia y el Estado de Derecho se hunde. El Grupo Empresarial El Comercio ha puesto en venta su monopolio mediático y los representantes del consorcio brasileño y las otras empresas del caso Lava Jato controlan todo.  De los empresarios peruanos probadamente corruptos por su asociación y conversión con estas empresas extranjeras, ninguno está preso, sólo funcionarios y empleados de tercer orden. La pandemia y medidas cautelares judiciales hicieron el resto de la tarea.

El Perú es una incertidumbre, pero no deja de ser un país maravilloso. Su desastre moderno no anula la grandeza de su cultura antigua. Pero hoy Sociedad y Estado no deben dejar de ser observados. Por algo el Senado de los Estados Unidos evalúa enviar un cuadro de inteligencia de primer nivel como embajadora a Lima. Pekín se acercó demasiado a Lima y Londres actúa con demasiada libertad.