En los tiempos previos a la campaña electoral que está agendada para el año del bicentenario, se detecta una suerte de gremialización por especialidad en el delito, que tendrán como imagen referente, los más de 20 mal llamados partidos políticos, habilitados para la contienda.
Perú es un país que no para de joderse, porque tiene un especial modo de ejercer la libertad, de hacer, de opinar, de expresarse, de hacer justicia, de elegir a sus representantes, de contener las infecciones virales, etc., etc.
Hasta antes de este proceso, podían competir en elecciones libres, aquellos especímenes que tenían sentencia condenatoria, hoy se ha establecido como regla, que quienes postulen a los cargos de elección popular, tienen que estar libres de sentencia, es decir que sean primerizos, aunque estén vinculados con el crimen, es imperativo, que no hayan sido procesados.
El discurso que pronunciarán todavía es desconocido, porque los postulantes no han sido habilitados por sus respectivas madrigueras, hecho que se formalizará en los próximos días a través de las llamadas “elecciones internas”, en las que el común denominador está previsto por un alto número de candidatos únicos. (No se sabe qué opciones, propuestas, etc. elegirán, solo se sabe a quién, estarán obligados a elegir.)
Pero este ritmo está marcado por una globalización, contundente, lo que exime a Perú de ser la oveja negra de la gran familia humana, ya que la deformación en el ejercicio de los derechos ciudadanos, nos ha convertido en rebaños más o menos negros, si aceptamos la ausencia de color, como una manifestación del fenotipo político mundial. (Aclaración pertinente para evitar que este comentario sea acusado de discriminación)
La desaceleración en la producción, el incremento de la pobreza, el desempleo, la carrera de endeudamiento, la frustración de las franjas jóvenes de la población, viene acompañando la época del Covid-19 que se inició en el mundo hace más de doscientos días, Los gobernantes, no son capaces de confesar que no tienen remedio para tratar a los contagiados, que las vacunas están en estado de investigación, que el comportamiento del nano enemigo, corresponde a estrategias destructivas nunca antes vistas.
Se sabe cómo contraen el virus los que se contagian, y la autoridad se esfuerza en establecer las llamadas medidas de sanidad pública, que sus mismos funcionarios son los primeros en quebrantar.
Los infestados, que no han podido superar la acción del nuevo coronado micro espécimen, han dejado sumidos en doloroso luto a familias desoladas que no se cansan en protestar por la falta de acción de los gobiernos, mientras siguen evadiendo la responsabilidad que tienen en el contagio.
Es hora que la población asuma su responsabilidad, y evite contagiarse sin necesidad de ser coaccionados, con medidas policiales, ni sanciones, es hora que se den cuenta que mientras no haya un medicamento para curar la enfermedad, le corresponde cumplir con el deber de no contagiarse para no contagiar.