Los shocks externos y el bienestar de las familias

El bienestar de las familias está, de manera permanente, jaqueada por eventualidades externas que impactan negativamente en la calidad de vida de la población, estas circunstancias pueden estar referidas a la ocurrencia de desastres naturales, que permanentemente nos golpean, movimientos telúricos, exceso de lluvias o sequias, el fenómeno de El Niño, cada cierto tiempo golpea con dureza, generando en algunos lugares inundaciones, que provocan daños en las viviendas, pérdida de cultivos, infraestructura pública e incluso vidas humanas, y en otros lugares sequías y heladas que afectan a las familias, sobre todo a las más vulnerables.      

También, existen circunstancias que involucran a los miembros del hogar, como las enfermedades o accidentes de que afectan a un familiar cercano que en definitiva golpean a las familias y a sus integrantes. Este año 2020, felizmente en cierre, nos trajo un oleaje dañino y virulento que se llevó la vida de más de 35 mil peruanos, con la pandemia del Coronavirus que afectó la salud de la población, la economía y el deterioro de las condiciones de vida de miles de peruanos.

Por otro lado, la pérdida de empleo es un shock para las personas y sus familias, al ser inesperadamente arrebatadas del sustento económico que posibilita el trabajo, verse de la noche a la mañana sin los ingresos que genera, es muy duro para las posibilidades inmediatas y mediatas, en la vida familiar. O el ser víctimas de un hecho delictivo que afecta el patrimonio, por la pérdida de dinero, bienes, capital, incluso la salud, deja muy maltrecha las condiciones del hogar. Estos shocks externos muestran el grado de vulnerabilidad de las familias, que en la mayoría de los casos hacen caer a los hogares en pobreza, pobreza extrema y hambre. Así, podemos seguir mencionando otros hechos como la quiebra del negocio familiar, incluso el abandono del jefe del hogar dejando a ciertas familias en el peor de sus momentos, ante una circunstancia de esta naturaleza.

En el año 2017, que surgió el fenómeno de El Niño costero, se registraron más de 2 millones 236 mil personas muertas, desaparecidas, o afectadas por desastres naturales, y en el año 2018, la cifra de personas afectadas se acerca a casi la mitad del año anterior, cifras que permiten el monitoreo del Objetivo de Desarrollo Sostenible 13, de acción por el clima, en su meta 13.1, interesada en fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales, cuyo compromiso de avanzar en ello fue aprobado por los países en la cumbre mundial del Desarrollo Sostenible, en el año 2015. Estas cifras se las puede encontrar en el Sistema de monitoreo de los indicadores de desarrollo sostenible que se actualiza permanentemente[1] y que cuenta para el país, con más de la mitad de los indicadores de desarrollo sostenible en la visión 2030, que sirven para monitorear el cumplimiento de las políticas públicas en este neurálgico campo, que incluso mucho tiene que ver con la preservación del medio ambiente.    

Es importante destacar que, al mes de marzo del presente año, cerca del 23,0% de los hogares peruanos, antes de la explosión de la pandemia, enfrentaron choques adversos que afectaron su nivel de bienestar, en el entendido que las perturbaciones de orden externo generan cambios sustantivos en los niveles de bienestar colocando a las familias en circunstancias de mayor privación. Entre los choques adversos que más afectaron a las familias están los desastres naturales con el 7,7%, las enfermedades y accidentes graves de algún miembro de la familia el 7,3%, la pérdida de empleo de algún familiar el 4,2%, un hecho delictivo 2,8%, y la quiebra del negocio familiar 1,0%.[2]

Si la pobreza que afectó al 20,2% de las familias peruanas en el 2019, se le suma el grado de vulnerabilidad económica cercana al 34,0%, son cifras que nos está indican que más de la mitad de los peruanos son pasibles de caer en grave deterioro de sus condiciones de vida, a esto hay que sumar los estragos sufridos en un año de desastre con la pandemia del Coronavirus, que seguramente va a dejar secuelas mayores a resolver en los años venideros. El recuento no es sino motivo de traer a la memoria las frases de Vallejo: “¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos, hay, hermanos, muchísimo que hacer”.

[1] INEI http://ods.inei.gob.pe/ods/objetivos-de-desarrollo-sostenible/accion-por-el-clima
[2] INEI Informe técnico: Perú, percepción ciudadana sobre gobernabilidad, democracia, y confianza en las instituciones. Lima, mayo 2020.