

El eclipse no se vio en Lima. Un fiscal de Chiclayo tiene paralizada la venta de caña de azúcar que podría darle de comer siquiera cuatro días a 700 familias en Tuman. Una fiscal de Arequipa utiliza su cargo y el transporte oficial para proteger los negocios de minería informal de su esposo. Ambas fiscales juraron proteger el Estado de Derecho y la propiedad privada. Lo único que logran es proteger a mafias y generar más hambre entre peruanos.
Hoy recibí la lista oficial de aquellos presos que han sido liberados de las cárceles durante la pandemia. Más de tres mil reclusos de los que curiosamente más del veinte por ciento no tienen registro informático de ingreso o salida. Si alguien quisiera hacer una auditoría de gestión tendría que poner a 200 personas a trabajar en simultáneo durante seis meses para averiguar, file por file, qué sucedió allí. Quizás estemos ante los CAVIARINDULTOS, fruto de pagos y prebendas como en los días de los narcoindultos del Gobierno aprista. En un solo penal de Cerro de Pasco se liberó a 31 personas; lo extraño es que todos pertenecían a la misma banda, los Malditos de Bayovar.
Una mujer llamada Fanny Quispe Farfán, esposa de un sanmarquino que fue prosenderista como Pedro Grandez no pudo nunca llegar a un buen puntaje, cuando postulaba a Fiscal Superior o Provincial. De cerca de 540 postulantes se quedó en el puesto 500. Un crédulo Fiscal Supremo Chávarry que nunca leyó a Fouche ni a Maquiavelo, nombró en los principales cargos a sus jóvenes verdugos, Domingo Pérez, Fanny Quispe y Rafael Vela. Prefirió callarse el origen espurio de la Fiscal Supremo Ávalos y decía no entender el rol de escudero de Presidentes y Poderosos del Fiscal Pablo Sánchez.
Lo que existe en el Ministerio Público del Perú es una fragmentación de la estructura de Poder. Todos sabían que Pedro Grandez llegaba con una lista de recomendados para cargos de jueces y fiscales, de parte de Palestra, el IDL y otros caviares. Estos idiotas del CNM se la creían, los ayudo, decían, y no me fastidiarán. Grandez no necesitaba de José Luis Cavassa o de otro Fiscal o Juez Supremo. En otras palabras, la izquierda y la derecha, todos los inmorales del sistema judicial peruano sabían cómo funcionaba todo. Todos callaban y de repente la joven Rocío Sánchez aparece con un paquete de audios que remueven los cinismos. Hinostroza Pariachi y Walter Ríos se vuelven los walking dead de moda. Tomás Gálvez y Chávarry cumplen el mismo rol siniestro en la Fiscalía.
El lado de telenovela aparece en la duda existencial de los pepeluchos de los audios. Un abogado influyente y académico se llamaba igual que el brazo neomontesinista de José Luna. La fiscal odia al abogado porque no aceptó apoyarla. Odiaba incluso a su esposo que no pudo ponerla en ninguna lista. Walter Ríos también odia al abogado y le piden apoyar al siniestro José Luis Cavassa. Para colmo la fiscal Fanny Quispe y Rafael Vela detestaban a Abel Concha por haber quedado en el puesto uno en el concurso para fiscales. El odio se redondeó con el complot que organiza Fanny Quispe contra la fiscal Rocío Sánchez. Nadie se acuerda que Martín Vizcarra ha reconocido que conoce a la fiscal Sandra Castro del gimnasio de su edificio y que tuvo que presionar para la libertad de César Villanueva y el Fiscal Rossell.
Es el mundo de los caviares de segunda, telenovelas nacionales, sin Mossad o sin OPhelan con drones en inglés y bloqueadores de celulares y toda señal electrónica en un radio de tres metros a precios de Tel Aviv. Es un mundo de muchachos pobres que con un esfuerzo gigante llegaron y se hicieron abogados, incluso en el turno de noche. Hoy se despedazan, porque el poder de los caviares de Estado es así. Vivimos en un narcoestado, no hay corridos, ni Tigres del Norte. El Perú es una sociedad que se destroza sola, y se reconstruye sola, también. No existe vacuna para este sentido peruano del Derecho y la corrupción, pero como diría Pablo Milanés de Kenat: No es perfecto, más se acerca a lo que yo simplemente soñé.