

La celebración cursa ríos tristes
abrazos aún temerosos se encojen
tiernas memorias y festividad esquiva
son imágenes del año mal vivido
Perdimos la seguridad de ser
vive la inseguridad del acontecer
la impudicia de números fangosos,
de gemidos clamando trozos de vida
Es el curso torcido del que ha perdido,
son los cántaros rotos de sueños idos
y no se invoque sólo al azar o al destino,
no, es también el olvido del retornante
y el hurto infame a la tenacidad labriega
El silencio de ejércitos ensordece
el descaro burla a la razón,
otros viven hambres ya vividas.
Es la luz de los cielos apocados,
el manto de sepelios anochecidos
Ha de llegar la noche de los niños
sin cánticos, sin pesebres
mesas sin seres queridos
y todo respira otro sentido
Será reunión para meditar viviéndola
Con afectos encogiendo hogares
Pero habrá, quienes trabajando
su necesidad y soledad entreguen
Aunque se pretenda rebaños vaciados de fe
tan sólo existiendo, en ella nos recogemos.
Apartemos el nuevo diccionario descreído;
celebremos el rocío del amor sin geografías
y será una navidad afligida, jamás vencida.
Navidad, diciembre del 2020