Mano dura y cerebro blando

Durante los años – más de medio siglo- que presté servicios al Perú en diversas partes del mundo, tuve la oportunidad de conocer a diversos jefes de gobiernos. Especialmente cuando trabajé en las Naciones Unidas, donde se reúnen toda clase de gobernantes.

El hecho mismo de que mi padre, como médico que salvaba vidas, fue perseguido y encarcelado por la Gestapo, me llevó a observar con mayor atención a la  conducta de las tiranías, cualquiera que sea su disfraz ideológico.

Se puede encontrar denominadores comunes entre los que pretenden ganar popularidad con la “mano dura”.  Este recurso es más usado por aquellos que no han tenido ocasión de una formación humanista; que pasaron solo por dos o tres años de estudios superiores. Pero tienen la audacia de pretender atraer a un público, también con bajo nivel de formación – gente asustada que no sabe valerse por sí misma- que busca en un dictador un referente.

Es mucho más fácil mandar a alguien a la cárcel, o matar, tal como lo hizo el Grupo Colina, que dar protección o salvar de la desgracia a una población.  Esta es la situación en que se basan los incapaces pero audaces que pregonan mano dura.

En nuestro país se tiene que hacer un gran esfuerzo en encontrar alguna base ideológica en estas agrupaciones que se llaman Partidos Políticos. Además, como lo revela el estudio internacional llamado Pisa, el Peru tiene uno de los niveles más bajos del mundo en aprendizaje. 

Veremos el resultado práctico de ello en las próximas elecciones, que serán un escrutinio sobre la inteligencia.