Dragones y gatos, una nueva fábula celta

Rafael López Aliaga me conmueve, porque es un niño grande que ha sufrido y está sólo, tan solo como yo y no se le ha ocurrido mejor idea que llenar sus vacíos y depresiones con un espectáculo llamado Postulación a la Presidencia de la República. El país no puede autoflagelarse así.

Forsyth es un joven político que quisieron convertir en General sin haber tenido tareas de Teniente. No tiene mala fe pero su momento no es el 2021. Lescano es un puneño ambicioso que se vende limpio pero compartió la suciedad de Vizcarra. Verónika Mendoza está gastando los miles del Grupo de Pueblo en un gigante trabajo hormiga en el Perú provinciano y rural. Julio Guzmán sabe que ya no existe y sus aliados los caviares de Estado solo están buscando un lecho donde reposar.

Hernando de Soto resultó ser el caballero de la historia del Caballero Dragón. Regresó a su tierra y descubrió que el Castillo estaba secuestrado por un Caballero Dragón que llegó a Presidente a punta de traiciones y robos al Tesoro Público. En realidad son varios dragones. Uno se flagela y reza por aquellos a quienes incinera con el fuego de sus negocios. Comulga y reza el rosario cuando tiene forma humana, pero humilla y abusa de todos porque se considera un dragón único. El tercer dragón se cree Don Quijote ,demostró que el Poder político no acepta psicoanalistas y acuerdos nacionales de papel.

Hernando sabe que los dragones más peligrosos son Vizcarra y López Aliaga. Se disfrazan de humanos pero desprecian la libertad humana. No aman al País, sólo se aman a sí mismos. Veamos si los vence con la espada mágica y logran tener escudos frente a esa malignidad.

Con esa melodía de  Dancer with Dragon’s de Brunuhville, puedo imaginar todo. La paciencia y el ataque certero al abusivo depredador, debe lidiar con la compasión de ver morir a humanos que prefieren tener a un País como rehén.En los siguientes días veremos el desenlace.

El otro tema es que no todos los dragones son malos. César narra lo siguiente: Eran dos individuos que jugaban a luchar, uno lanzaba  fuego de su gran hocico como un dragón, y el otro un caballero que esquivaba los ataques, y se protegía con su armadura silenciosa mientras preparaba el próximo ataque, era una lucha que se iniciaba por las mañanas y culminaba por las tardes cuando el caballero  llevaba al dragón exhausto a recargarse bajo el ocaso, porque quedaba sin energías para luchar.

Aunque el caballero esquivaba los ataques del dragón que eran muy agresivos y fuertes él nunca lo dejarÍa morir, siempre lo recargaba con energía anunaki, sobre el mar y bajo el sol. Porque a veces dragones y gatos son lo mismo. Comparten un mismo corazón flotante, un mismo sentimiento. Y lo que es paradójico en esos grandes y pequeños la comunicación es tan intensa que ya se han hecho uno. Odian reconocerlo porque la sociedad y sus castillos rechazan esos lazos.

Soy un dragón caballero que quiere con honor al gato caballero. Ojalá ninguno de los dos muera pronto.