En la hora crucial

Expectantes, lo digo como un peruano más, en la recta final de la contienda electoral, entregaremos cinco años o quizás más, porque lo que se haga hoy marcará el futuro y trascenderá los doscientos años de vida independiente, nos jugamos, una vez más, nuestro derrotero en las urnas. Las opciones en contienda, nos la hacen difícil, porque ya vivimos de experiencias nada agradables. Por ejemplo, en el primer gobierno de García, con intento de nacionalizaciones, controles de precios, y sustitución de importaciones, terminamos en el descalabro de hiperinflación y profunda recesión, a lo que se sumó la violencia y el espanto, y miles de peruanos viviendo en el exterior. Pero también vivimos corrupción, autoritarismo, que los hechos no pueden disiparse en nuestra realidad. Qué difícil, verdad, el trance de la hora actual de tener que elegir, en esas condiciones.

Es verdad, y ha sido suficientemente explicado, hace tres décadas que el país encontró una senda positiva que la recorrió, que hizo aprender a miles, que la libertad de acción, las posibilidades de trabajo, inversión, comunicación, y la fuerza por generar futuro acompañaron, a pesar que muchos digan lo contrario el emprendimiento y la informalidad, que podría significar ahora una traba, jugaron papel crucial, sino el país pudo haber explotado hace mucho tiempo. El resultado no fue negativo para los peruanos.

Superamos, crisis inflacionarias, depresión económica en el recorrido, también convulsión social, violencia y muerte, que nadie quisiera retrotraer, porque en el rencor o en la ideología, hay múltiples ejemplos adversos, que no traen sino más que desgracias. El país encontró una senda, que la vivieron los propios pobladores.   Las libertades, de acción y de opinión, tuvieron una posibilidad. La inversión y el trabajo se impusieron. En las últimas décadas, he visto en diferentes partes de nuestro país, como se avanzó, he visto a campesinos llegar a los mercados, gran parte de alimentos que se transan en ellos vienen de la micro, pequeña, mediana producción. La agricultura peruana, y me voy por lo más débil, hace cincuenta años atrás vivía un horizonte de asfixia y la libertad de acción generó esas posibilidades de cambio, no estáticas, por cierto, porque aún hay mucho por hacer en el agro y sus protagonistas.

Dicha libertad, si quieren llámenla mercado, generó cambios profundos en la mentalidad y en los hechos de los pobladores, porque nada es estático, y se pudo apreciar en la realidad y en las cifras, que muchas posibilidades se abrieron, innegablemente, el país creció en población y en su economía, la pobreza se redujo, sin disiparse totalmente, pero se redujo. Sería innegable decir que la realidad de las décadas del setenta, ochenta o los noventa, que nos trajeron desilusión, quedaron atrás en este país que tuvo una nueva posibilidad.

Sin embargo, el Estado elefantiásico aún existente, se fue convirtiendo en una traba, acompañado de corrupción, en el extremo de exhibir las más altas autoridades en todo nivel, capturadas en la maraña de lo ilícito, y sólo este aspecto ya significaba un dique enorme que fue acumulando demandas de vivienda, servicios básicos, educación, salud, seguridad, que tras una pandemia emergente, nos enrostró la huella más grande del abandono, en nuestro mundo de ilusión, nos llegó como un huaico que arrasa todo, y nos puso en la palestra, que la dignidad y moralidad en la conducción de los destinos de miles fuera postergada, tras ambición y robo.

Ahora, nos queda por elegir la senda a recorrer, por un lado, la propuesta de no más pobres sin decir cómo crear riqueza, y por otro, un cambio hacia adelante, pero sin asegurar que no se retornará la ignominia y corrupción. Esperemos que la decisión sabia del ciudadano imponga una situación razonable. En cualquier sociedad el poder de elegir es el motor de lo que pase en el futuro, este año el país transitará a tres siglos de vida independiente. Considerando ello, queda únicamente un voto reflexivo de las personas. El cielo azul de este país hermoso nos exige una gran responsabilidad. La decisión es nuestra lo digo en mi condición de un ciudadano más con la obligación de tomar posición, buscaré el camino más sensato.