

NB1.- Me parece extraño o insólito que los terroristas de SL no se hayan manifestado de manera violenta, como acostumbran, o por cualquier medio para demostrar su sentir por la desaparición física y espiritual de su profeta y líder “la cuarta espada del marxismo” (Marx, Lenin, Mao y el occiso) Abimael Guzmán. Más se ha ocupado Occidente de la muerte de ese criminal asesino que los miembros de la banda comunista.
NB2.- Si quieren pueden tomarlo como una superstición, porque me parece extraordinario que, desde hace siglos, cada vez que aflora un hecho considerado casi terminal para la existencia del Perú como sociedad occidental seguidora de Jesucristo, aparece Dios para tender su mano generosa poniéndole nuevamente de pie.
Así ocurrió con terremotos, maremotos, desastres naturales y hechos políticos graves que pudieron o pueden afectar la vigencia del Perú como país.
Una prueba tangible fue el caso de Velasco Alvarado hace cincuenta años. Tenía a buen resguardo su sesgo ideológico “socialista” (en realidad fue un marxista convencido). Cuando soltó a raudales su intención de seguir los pasos de los Castro en Cuba, Raúl vino a visitarle mientras Fidel fue a Chile a pedirle a su “tovarich” Allende que le regale cosas.
Hacia 1970-1971el marxismo en Cuba tenía unos 10 a 12 años de existencia. Por más que los jóvenes de entonces luchábamos contra los comunistas de Velasco no teníamos idea de cómo hacerlo muy bien. El país se derrumbaba política, social y económicamente. Tanto así que hasta la policía se levantó en armas. Súbitamente Velasco enfermó gravemente por un coágulo alojado en la pierna izquierda. Médicos cubanos le rebanaron una pierna y al poco tiempo falleció. Lo que siguió ya es historia.
Actualmente, con este gobierno comunista que se ha entronizado en el mando del Perú estamos en una situación terminal similar a la narrada. Tal vez el solo hecho que el energúmeno criminal Abimael Guzmán haya desaparecido del mapa de los seres vivos sea una señal de Dios en beneficio de nuestra Patria.