

En medio de la incertidumbre que azota el país debido a la falta de sindéresis de los gobernantes comunistas, surge la posibilidad que implosione la gestión política gubernativa de Castillo por haber llegado al poder fraudulentamente y en condiciones distintas a como lo hicieron sus colegas gobernantes, en los países que tuvieron el infortunio de ser gobernados por comunistas.
Hay ejemplos comparativos que vale la pena comentar: Lenin (1917); el norcoreano Kim (1952) quien fundó la dinastía comunista reinante en su país; Fidel Castro (1959); Ho Chi Min (Vietnam – 1985); Chávez (1999) y su heredero Maduro.
Lenin (bolchevique – mayoría en castellano) gran orador, llegó a San Petersburgo (1916) en tren especial desde su exilio en Suiza enviado por los alemanes que así pretendían detener los ataques rusos en el frente oriental. En Rusia, el príncipe Yusupov había apoyado al menchevique (minoría en castellano) Kerensky al haber desplazado al gobierno zarista (1917). Ese mismo año Lenin, desde la plaza pública invalidó la acción y con el respaldo mayoritario del pueblo ruso, se apoderó de la Duma (congreso ruso) y desplazó a Kerensky. Ganó la guerra civil posteriormente y formó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con el apoyo del ejército. Presentó dos planes quincenales centralizados (1921 y 1924) que fueron un fracaso. Hacia 1937 Rusia, un territorio con grandes recursos naturales, estaba quebrada. Stalin reemplazó a Lenin cuando falleció en 1924, y luego de la gran purga militar de 1937 estuvo a punto de estallar una nueva guerra civil pero la Segunda Guerra Mundial le salvó la vida al comunismo, gracias al talento de ministro de Exteriores Molotov. Stalin murió en 1953 y antes de terminar la década de 1980 la URSS había quebrado para siempre, política, económica y socialmente. En 1989 cayó el Muro de Berlín y la nueva Rusia regresó a ser la potencia mundial que siempre fue desde Pedro el Grande, desocupando todos los países que ocupó la URSS debido a la guerra y el fracaso del sistema.
En 1950, China cruzó el río Yalú, frontera con Norcorea, y quiso invadir toda la península, pero los del Sur presentaron batalla con el apoyo de EEUU. Al final, en 1952 llegaron a un armisticio con lo cual la península quedó dividida en dos partes casi iguales. Hay que hacer notar que los norcoreanos siempre buscaron a China como su paradigma.
El 1 de enero de 1959, Castro entró a La Habana montado en un tanque, seguido por otros carros de guerra, luego de vencer en la sierra cubana al ejército de Batista. En la mañana de ese mismo día la mayoría de cubanos – digamos 85 % de 6 millones de habitantes – salió a las calles de la isla en apoyo a Fidel Castro. A la fecha de hoy sabemos que 2 o 3 millones cruzaron el corto trecho hasta Miami y en la isla sigue habiendo 6 millones de habitantes en una triste realidad de pobreza y desamparo, lo que ha motivado el levantamiento del pueblo contra el gobierno con protestas callejeras. De alguna manera la situación en Cuba ha provocado la huida de Raúl Castro a Venezuela porque en la isla ni basura para comer se produce. La energía eléctrica, el agua corriente y los equipos industriales funcionan con defectos por pocas horas al día. La agricultura ha vuelto al buey y la carreta.
Chávez llegó en 1999 a la presidencia de Venezuela en elecciones libres y sin fraude, apoyado por la mayoría de votantes. Su sucesor Maduro es otro cantar. Esta es historia reciente.
Si Lula Da Silva, el Al Capone sudamericano, gana las próximas elecciones presidenciales en Brasil se verá al gigante sudamericano pateando latas en portugués.
En el Perú, los comunistas inventaron su propia mayoría mediante el fraude electoral más grande que jamás haya realizado algún país, al revés de sus cofrades, que llegaron al poder político, consolidando su intención gubernativa desde el primer día, cuestión que no ocurre en el Perú.