China y Sun Tzu

Mao intentó hacer de China una sociedad igualitaria casi por 30 años: desde 1949, cuando se hizo del poder político, hasta su muerte a mediados de 1970. Inventó una especie de “salario mínimo” consistente en un bol diario de arroz sumado al trueque de productos sembrados en parcelas familiares. China empobreció y prácticamente los 1300 millones de chinos vivían famélicos, en la miseria creada por el “gran timonel” del partido comunista chino.

A la muerte de Mao se hizo del poder político Deng Xiaopin, un líder comunista casi desconocido para la población, pero con una perspicacia política no muy común en los países asiáticos y además conocedor de la historia de su país. Por eso es que supo aplicar en su Gobierno las enseñanzas del genial estratega chino de hace 3000 años Sun Tzu, autor del libro “El Arte de la Guerra”.

Deng encontró en el camino al secretario de Estado de EEUU, el alemán nacionalizado Henry Kissinger, quien en coordinación con su gobierno abrió la ruta comercial con China, ampliándola a la inversión industrial y tecnológica. Los empresarios de EEUU estaban felices de poder invertir en un mercado tan grande como el chino y sobre todo utilizando mano de obra barata para exportar sus productos al propio EEUU.

Pensamos que China estaba en camino al capitalismo pero el mundo entero se equivocó. En Occidente le pusieron nombre a tal hecho considerándolo como “poscomunismo”. El error se mantuvo durante casi 40 años, hasta que se hizo evidente que no era real lo que se suponía en Occidente. La realidad fue que el gobierno comunista reguló que la economía podía operar mediante la inversión y la empresa privada dirigida por ciudadanos chinos (a la fecha hay más de 20,000 “empresarios” chinos millonarios en dólares). Pueden comprar y vender acciones de empresas, reinvertir o hipotecar acciones empresariales pero la propiedad real la ejerce el Estado, propietario de estas acciones. El “empresario” debe obtener el permiso oficial para los movimientos mencionados y no pueden usar los dólares para hacer negocios o depositar en el extranjero, solo podrían hacerlo en moneda china (yuan) al cambio oficial.

El presidente Trump se dió cuenta del engaño (una de las estrategias de Sun Tzu). Amenazó a los empresarios americanos con ponerles aranceles aduaneros a sus productos como si fueran extranjeros. Las decenas de empresarios que serian afectados protestaron a la par con los influyentes del izquierdista partido demócrata americano que trataron de vacar a Trump sin lograrlo. Al mismo tiempo los empresarios chinos empezaron a negociar con los dueños de esas fábricas para comprarles la empresa y su tecnología.

Actualmente es de conocimiento público en EEUU que se ha incrementado notablemente la lectura del libro de Sun Tzu, para aplicar sus enseñanzas en los negocios.