Feliz Navidad y un mejor 2022 para todos

El 2021 fue en el Mundo un año marcado por la Pandemia, que caló tan hondo en mí que me llevó a escribir más de quinientas páginas, las que publiqué en mi libro, titulado Nuestra Constante Lucha. En él, hago hincapié en que se trata de un combate de todos y para el bien de todos y que esta lucha debía unirnos por un tiempo prolongado. 

Pero en el Perú las cosas suelen ser distintas. Por ejemplo, la Navidad en Alemania, o en Europa -Continente en el que el cristianismo se afincó y reformó en varias iglesias- es celebrada como una fiesta de paz y unión. En la que se prenden luces porque coincide con la etapa más oscura del calendario anual. La cena es rica en grasas por el frío. Y la gente, luego de visitar algún templo, se acuesta temprano.

En nuestro país la religión de Cristo vino de Europa, pero la celebración es acriollada. Se imita comidas, aparece un personaje vestido invernalmente de traje rojo.  Además, esperamos las 12 de la noche y reventamos cohetes. Tomamos chocolate caliente en verano y somos altisonantes. Algo que se repite diez días después en Año Nuevo. Es como en el vas criollo, con ritmo europeo, en que la letra se reitera, porque el contenido del mensaje resulta a veces controvertido.

Esto de imitar cosas tiene consecuencias más serias en las instituciones que nos hemos copiado también de Europa. Así, tenemos Defensoría del Pueblo, Tribunal Constitucional, Fiscalías por doquier, Parlamento Nacional y Andino, Junta de Justicia, Banco Central, pero estas funcionan -o lo aparentan- de modo distinto. Por ejemplo, en el Banco Central de Reserva se puede estar 16 años como presidente, en tanto que el jefe de Gobierno solo cinco. Si alguien pretende cuestionar a un directivo de esta entidad –en la que se cobra el sueldo mas alto del Estado- le salen al frente una serte de mecanismos protectores. Nada raro si paga a mil funcionarios que están a su disposición. Ahí, por ejemplo, no entra ningún Fiscal. 

En  nuestro país  se ha producido una gran división que aparenta diferencias ideológicas expresadas en política, pero que más  revelan complejos de raíces  racistas. Las acusaciones superan a las ideas. En tanto en otras partes del mundo, son las ideas, y no las ideologías, las que hoy definen la política y el bienestar. 

Lo importante es que en nuestro Perú querido se ha mantenido la libertad de expresión. Y de ella hago uso para saludar a los que piensan como yo, así como también a los que expresaron ideas distintas a las mías. A todos por igual, en esta Fiesta por el nacimiento de Cristo les extiendo mi más respetuoso mensaje de unión y paz, así como mis mejores deseos para el año 2022.