Alan García y Luis Castañeda

A muchas personas les quedaron serias dudas respecto a los sucesos que habrían terminado con la vida de Alan García Pérez, un destacado político peruano. Recuérdese que el líder había ganado gran popularidad, lo que se evidencia por el hecho de que fuera elegido legítimamente tres veces. Una para diputado y dos para presidente. Habiendo cumplido sus mandatos a cabalidad.

Hoy que ya no está en el poder el cuestionado Vizcarra (alias Lagarto) -bajo cuyo Gobierno se dio una reptil persecución política- es pertinente iniciar las investigaciones para dar con los responsables del abuso de poder contra García y otros políticos.  

Ahora un Magistrado, Sardón de Taboada, afirmó que “exhibir públicamente a los procesados es un circo abominable” y que “quienes fueron a la detención condujeron a que García Pérez tome tal decisión”.  Yo agregaría que hubo una secuencia de causa y efecto. No solo habrían propiciado, sino que no pudieron evitar su muerte

Corresponde a la Justicia determinar si se buscaba  -o empleó- un camino legítimo o el vil escarnio político. Cabe criminalizar la instigación al suicidio, que es un delito que está establecido en el artículo 113 del Código Penal, que prevé hasta cuatro años de pena privativa de la libertad para los autores. 

Si bien se puede argumentar que formalmente hubo un mandato, no había ninguna razón ni justificación para privar de libertad a personas públicas que siempre colaboraban con la justicia, presentándose a todas las citaciones. La abominable persecución a políticos, bajo la modalidad de lo que se llama “prisión preventiva”, también afectó a la Señora Fujimori como al expresidente Humala y a su señora esposa entre otros. La persecución al expresidente Toledo -y no a los extranjeros involucrados en el caso- es una muestra más del mal manejo de cosas que se deben esclarecer. Ninguno de los perjudicados gravemente con tan arbitrario encarcelamiento, ha sido sentenciado.

Tampoco se pudo comprobar las acusaciones  contra PPK, hoy un hombre enfermo bajo absurdo arresto domiciliario. Ni menos aun contra Castañeda Lossio,  políticos que habían  mostrado una larga trayectoria al servicio del país. A Luis Castañeda, a quien conocí desde mi corto paso por el  colegio Pardo de Chiclayo,  los lagartos y las lagartijas -esos seres que se arrastran-  lo acosaron , agravando su precaria salud.  Hoy le rindo homenaje desde estas páginas a quien fue buen compañero de clases y mejor político.  

No soy partidario del ingeniero Fujimori -más bien critico su gestión- pero en su caso se ha mostrado una vez más que en el Perú se ha impuesto el afán de castigar en vez de propiciar la reparación del daño Creo que se debería ahondar esfuerzos para encontrar una vía legítima para excarcelarlo, así como para las reparaciones civiles del caso.

Latinoamérica nunca ha tenido buena fama cuando se trata de equilibrar la fuerza política con la moderación que debe ser una constante de la Justicia. Un ejemplo actual es el caso de la ex presidenta de Bolivia Jeanine Áñez, que sufre carcelería. Para la que personalidades políticas y juristas han pedido su libertad.