La “V” de la inseguridad ciudadana

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Los años 2020 y 2021, fueron difíciles para el país, por los embates de la pandemia de la Covid-19, que afecto la salud, la vida social y económica del país. Esta circunstancia determinó la implementación de una serie de restricciones en la movilidad de la población, desde el 16 de marzo del año 2020, que se extendieron por varios meses, medidas que tenían que ver con la inmovilización de la población, toque de queda, restricción en el desarrollo de actividades económicas, con excepción de aquellas orientadas a proveer los principales alimentos, atención médica, y otros bienes y servicios que consume la población. 

Esta circunstancia fue acompañada, por supuesto, por el despliegue de las fuerzas del orden con el objetivo de garantizar el cumplimiento de las medidas de restricción implementadas, que tenían como objetivo detener el aumento de contagios y muertes. La vigilancia en la zona o barrio, por la policía, el serenazgo, y el patrullaje integrado, según indica la población urbana, en el año 2019, tenía una cobertura de 42,8%, ésta aumento, en forma muy importante, en el año 2020 al 49,3%. Como efecto colateral de estas medidas, la inmovilidad social y las restricciones, el problema de la delincuencia en la percepción ciudadana se redujo, lo mismo que la tasa de victimización y la percepción de inseguridad.

En el año 2019, la tasa de victimización en el país afectó al 26,6% de la población urbana de 15 años y más.[1] Se redujo a 23,4% en el año 2020, y, aún más, al 18,2% en el año 2021. La percepción de inseguridad en la población también disminuyó de 85,8% en el año 2019, a 83,9% en el año 2021. No es que la delincuencia desapareció como un gran problema del país, esta se aletargó, se agazapó, ante las medidas implementadas para combatir la pandemia, para recrudecer más adelante, inmediatamente después de levantadas las restricciones sociales y económicas ante el menor número de casos de Covid-19 y el avance de la vacunación.

La tasa de victimización en la población de 15 y más años de edad, en el primer semestre del año 2022, se incrementó a 22,7%,[2] igualmente la percepción de inseguridad, aumentó a 85,5%, incluso la percepción de inseguridad al caminar solo y de noche por su zona o barrio, se incrementó a 56,8% en el año 2021, por el contrario, la vigilancia del Estado en la zona o barrio donde reside la población disminuyó al 45,7%, en el primer semestre 2022, cuando casi había alcanzado al 50,0% de la población, en el año 2020. Superado lo peor del Covid-19, las medidas de vigilancia se relajaron, y la delincuencia recrudeció con más violencia, mayor ensañamiento e incluso con un porcentaje alto de victimas con arma de fuego. La inseguridad hizo un efecto “V” en el comportamiento de los principales indicadores de seguridad ciudadana.

En la actualidad, la delincuencia sigue siendo uno de los principales problemas a nivel nacional, la diversidad de formas delictivas se ha dinamizado, los robos violentos, el secuestro, la extorsión golpean, el homicidio, el sicariato y ajuste de cuentas, y otros delitos, son la constante. Una de las soluciones, como hemos podido evidenciar es la presencia del Estado, las fuerzas del orden racionalmente distribuidas, equipadas y apuntaladas políticamente, con el acompañamiento ciudadano, es camino posible.


[1] INEI Victimización en el Perú, 2015-2021. Lima, julio 2022.

[2] INEI Informe Técnico Estadísticas de la Seguridad Ciudadana, enero – junio 2022. Lima, julio 2022.

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