

La economía peruana, en el mes de julio del presente año, creció en 1,41%,[1] la cifra más baja de los primeros siete meses del año, con este débil comportamiento la producción nacional registró un crecimiento acumulado de 3,2%, para el periodo enero-julio 2022. Estos resultados dan argumentos a las estimaciones económicas, de propios y extraños, que la economía peruana, en este año, cerraría con un crecimiento de alrededor de 3,0%, cifra no tan alentadora para un país que necesita dinamizar su economía, que permita recuperar la calidad del empleo, posibilitar el aumento de puestos de trabajo, con ello lograr avances en materia social.
¿Qué factores están incidiendo en este comportamiento no tan auspicioso? Pues, en primer lugar, juega en contra un escenario político no tan benévolo para la economía, que no genera estabilidad, la inversión pequeña mediana o grande requiere cierto nivel de predictibilidad y confianza para asumir los riesgos naturales de toda inversión. Sin embargo, la alta rotación en la gestión y gerencia pública, no es buena señal y afecta la confianza, por dar un ejemplo, en un año, tres ministros de economía, cartera clave para la reactivación productiva, es ejemplo de lo que no debería suceder.
Se espera que el reciente lanzado plan económico “Impulso Perú”, tenga éxito, en sus objetivos de reactivar la economía en el corto plazo, e impulsar el crecimiento económico sostenido, destrabar más de mil obras de construcción es la meta, dinamizando con ello la inversión pública, generar confianza a los agentes económicos, lo cual debería incidir positivamente en el aumento de la inversión privada, en este terreno se requieren señales claras, que mejoren las expectativas de los agentes económicos, al menos es el reto propuesto.
El plan busca, dinamizar el gasto corriente público, apoyo hacia las familias más pobres, programa de empleo temporal para jóvenes, bono alimentario para las familias vulnerables, bono habitacional, alimentación complementaria a los hogares más pobres, reducción de tarifa eléctrica al segmento de menores recursos, subsidio al transporte urbano de rutas concesionadas, mantener la exoneración del IGV a alimentos básicos. Todo ello, con el objetivo de propiciar crecimiento marginal del producto, focalizando, además, el apoyo social a las familias más vulnerables golpeadas por la inflación, que afecta el consumo privado, y la demanda agregada.
En el mediano plazo se busca elevar la tasa de crecimiento de la producción, elevar la productividad y competitividad de la economía, con ello atender los problemas sociales más álgidos como la situación de pobreza y vulnerabilidad, problemas estructurales en salud y educación, y por supuesto la informalidad. En este escenario no es materia de descuido el control de la inflación, que tras la pandemia de la Covid-19, se elevó a tasas altas, desde el año 2021, la inflación en el país se disparó, los precios al consumidor crecieron en 6,4% en dicho año, e incluso en el presente año, al mes de agosto 2022, la inflación anual se ubica en 8,4%.
Esto ha obligado, a alzas continuas de la tasa de interés de referencia que administra el banco central, encareciendo el dinero, con ello buscar disminuir la velocidad de crecimiento de los precios, en el objetivo de retornar al rango meta, de la política monetaria. Al final de cuentas la inflación es como un extraordinario impuesto que afecta principalmente a las familias más pobres del país, a las cuales hay que proteger, en prioridad, justamente estas medidas buscan reducir el crecimiento de los precios, por otro lado, la disponibilidad de recursos también se ve afectada al encarecerse el dinero.
En realidad, se requiere sincronizar las políticas fiscales y monetarias en un objetivo integral, el crecimiento económico sostenido y a tasas altas, para ello es condición ineludible elevar la inversión, tanto pública como la privada, especialmente esta última, que tiene una incidencia muy importante para dinamizar la demanda interna, y la economía en su conjunto.
[1] INEI Informe Técnico: Producción Nacional, julio 2022. Lima, setiembre 2022.