Reacciona Perú

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Con este lema como bandera, fui uno de los miles de peruanos (no cientos de peruanos como afirma el gobierno y sus medios afines), que participó en la gran marcha en contra del régimen de Castillo, que tuvo lugar el día sábado. Miles de ciudadanos marchamos desde el Paseo de los Héroes Navales hasta muy cerca del Congreso. No pudimos llegar hasta el mismo Legislativo en vista de que el Gobierno había enrejado todo el perímetro y colocado cientos de agentes de la policía en la avenida Abancay, ruta de la marcha.

Marchando junto a miles por las avenidas Lampa, Nicolás de Piérola y Abancay, pude ser testigo presencial del mensaje que el pueblo peruano tiene para Castillo: “Fuera Castillo, Fuera”. Este cántico, que se repetía a viva voz durante todo el trayecto, resume el sentimiento de indignación de todos los peruanos.

Hemos visto en imágenes televisivas la semana pasada, cuando Castillo acudió al Hospital Rebagliati, que fue abucheado por los pacientes, familiares y personal hospitalario que en ese momento se encontraba en el lugar. Lejos de hacer un “mea culpa”, Castillo no tuvo mejor idea que acusar a los presentes de ladrones, según sus propias palabras: “los que gritan afuera hoy no tienen espacio para robarle al pueblo”.

Los miles que marchamos y exigimos la salida de Castillo, no lo hacemos con la intención de ingresar al Gobierno para robar. Nunca he trabajado ni hecho negocios con el Estado. Lo que tengo, es gracias al esfuerzo y trabajo de toda una vida. Para la gran mayoría del pueblo peruano es una vergüenza tener a un corrupto como Presidente de la Nación y no vamos a permitir que nos llame ladrones, porque ellos son los ladrones.

Pregunto: ¿Qué catadura moral puede tener una persona que nunca ha trabajado en su vida? Castillo ha sido un sindicalista siempre y ese cuento que es profesor no me lo creo. Basta con escucharlo hablar.

Un punto interesante de la marcha, fue ver a personas de todas las clases, condiciones o colores marchando juntos. En un país multicultural como el nuestro, en donde el que no tiene de inga tiene de mandinga, es ridícula la postura que ha tomado el Gobierno de victimizarse por los orígenes provincianos de Castillo. Según Castillo, los medios de comunicación y la oposición lo discriminan por “ser campesino”, o por “mis orígenes humildes”, lo cual es totalmente falso.
En un país donde hemos tenido presidentes mestizos como Sánchez Cerro, chinos como Fujimori, cholos como Toledo y criollos como Humala, es absurdo utilizar el racismo para defender su Gobierno ante los actos de corrupción descubiertos en todos los niveles del Estado y que involucran sobre todo a su familia.

Cuando ya estábamos cerca del Congreso me encontré con tres amigos de toda la vida. Uno de ellos me hizo notar que la gran mayoría de presentes eran adultos mayores, algunos con dificultades para caminar, pero que superando todos los obstáculos participaban cívicamente para defender al país. A ellos todo mi respeto y admiración.

La gran ausente de la marcha fue la llamada “generación del bicentenario”. Me refiero a esos miles de jóvenes que fueron manipulados vilmente por los rojos y caviares para destruir la ciudad en sus “marchas pacíficas” y para sacar al presidente constitucional, Merino. Como Merino es un hombre conservador que había nombrado a un gabinete más o menos de derecha, los rojos y sobre todo los morados tenían que deshacerse de él para colocar al inepto de Sagasti y así continuar con su presencia en el Estado como lo hacían desde tiempos de Vizcarra.

Pregunto: ¿dónde están todos esos “cojudignos” que votaron por Castillo ya que Keiko según ellos representaba la corrupción? Ahora que se dieron cuenta de que Castillo es el Presidente más corrupto que ha tenido el país en sus doscientos años de historia republicana, ¿por qué no salen a marchar exigiendo su salida?

Luego de permanecer un par de horas en la avenida Abancay, protestando contra el corrupto gobierno de Castillo, me retiré de la misma manera que había llegado, pacíficamente. A los pocos minutos la policía, en un claro acto de provocación, trajo a la división de la Policía Montada, embistiendo a los manifestantes con sus caballos. Luego, en una acción matonesca, la policía obligó a los manifestantes que retrocedieran desde el lugar donde habíamos estado concentrados. ¿Qué necesidad había de empujar a la gente, crear el caos y lanzar bombas lacrimógenas cuando la manifestación se había llevado de manera totalmente pacífica y ordenada? ¿Quién dio la orden y por qué?

Desde esta columna le digo a Castillo, que las personas que marchamos el sábado, somos el pueblo, somos ese 85% que está en contra de él y que quiere que se vaya  lo antes posible. A los congresistas, les digo que es hora que se pongan los pantalones y que piensen en el país, antes que en su propio beneficio. Es hora que destituyan a Castillo por la manifiesta incapacidad moral permanente que vemos en todos sus actos.

En su afán de subir su popularidad, el Gobierno de Castillo ha optado por regalar nuevamente nuestro dinero a los “más vulnerables” dando el bono alimentario de 270 soles. Si bien es cierto que un pequeño porcentaje de la población está acostumbrada a extender la mano al Gobierno para recibir una limosna, la inmensa mayoría de peruanos lo único que pide es trabajo, ya que sabe que solo por su propio esfuerzo saldrá adelante.

Estoy seguro que esta marcha “Reacciona Perú” será el principio del fin de Castillo. Recordemos las palabras de Víctor Hugo: “Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo complaciente, hay una cierta complicidad vergonzosa”. No seamos complacientes un minuto más con este gobierno podrido. Reacciona Perú.

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