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Las furibundas expresiones reclamando por haber sido uno más de los actores políticos de la ‘chota nostra’, incluidos en carpetas de investigación fiscal, han causado hilaridad, que ya quisieran los actores del humor provocar en sus presentaciones histriónicas.
De esas palabras amplificadas por el alto cargo que tenía, las únicas que recuerda la ciudadanía, posiblemente sean las que dijo para afirmar que es un abogado, y como en todo, sabemos pues, que hay abogados y abogados…
Desde mi político punto de vista, es un pésimo abogado, por la forma cómo manipuló la cuestión de confianza, eludiendo con alevosía y ventaja la ley que está vigente, y que desarrolla qué, y, qué no, puede ser objeto de la “cuestión de confianza”.
La adjetivación de pésimo, se queda corta, cuando orondo y morondo el dizque abogado señala que le tiene sin cuidado lo que diga el Tribunal Constitucional, porque él (nuevamente) dice que debe aplicarse la Constitución tal cual, como él manda. Y por lo tanto, el Congreso habría “rehusado” la cuestión de confianza, provocando la caída del gabinete que desastrosamente presidía.
Bueno, y este pequeño hombrecillo de leyes, tiene seguidores, cómo no los va a tener, entre los que están imbricados dentro del aparato estatal, tratando de sacar una buena tajada para la familia.
La primera ministra ya lo tiene subido en andas al nombrarlo como presidente de sus asesores, en un descarado intento de mantenerlo como titiritero del teatrín de barrio, cuyo emprendedor es el más conocido de los chotanos, hasta el momento.
Esto no tendría mayor importancia, si no se trataría de un grosero modo de buscar que se instale la Asamblea Constituyente, urgentemente requerida para que la familia Cerrón siga impune, y esta impunidad alcance al pelele investigado por el Ministerio Público.
La banda se ha consolidado y fortalecido, y Perú hace equilibrios antes de rodar por el despeñadero a donde va siendo llevado por la insania del narcotráfico que financia. Y del Foro de Sao Paulo que promueve a los aventureros que han tomado el poder utilizando la democracia incipiente, como el medio legal para acceder al gobierno.
¿Podrá el Perú ver que los corruptos, algún día vayan a la cárcel sin que la Constitución siga siendo manipulada para que gocen de impunidad?
¿Podrá algún día hacerse los cambios que la Constitución requiere para actualizarse, siguiendo el camino previsto para tal fin en su texto?
¿Podrá el Perú volver a ver legisladores inspirados en el bien común, y no en intereses subalternos?
¿Podrá el Perú tener una nueva oportunidad para elegir con acierto, a sus gobernantes?
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