Estancamiento en la región

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentaron hoy un nuevo informe conjunto en el cual señalan que las economías de la región enfrentan un contexto macroeconómico, social y ambiental muy complejo, que va a afectar la dinámica de los mercados laborales.

Ambas instituciones indican que, a pesar de la recuperación observada en los mercados laborales en el primer semestre del 2022, se espera que en el segundo semestre la desaceleración del crecimiento ralentizará la capacidad de la región para generar empleos de calidad.

En la publicación conjunta «Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. Dinámica de la productividad laboral en América Latina», la Cepal y la OIT señalan que la pandemia de covid-19 provocó en las economías y los mercados laborales de la región una crisis sin precedentes.

En informes anteriores se ha destacado que la recuperación que han experimentado los mercados laborales de América Latina y el Caribe desde la reapertura de las economías ha sido lenta, incompleta y asimétrica. Sin embargo, en el primer semestre del 2022 se observaron cambios favorables en los principales indicadores de estos mercados.

En primer lugar, en el segundo trimestre del 2022 la tasa de ocupación alcanzó el nivel previo a la crisis y la tasa de desocupación se redujo 2.8 puntos porcentuales respecto del mismo período del año anterior, hasta ubicarse en un 7.3%, cifra inferior a la de la prepandemia.

Esta reducción en la tasa de desocupación se observó en todos los países analizados.

DESDE LOS 80

El estancamiento que exhibe la productividad laboral de América Latina desde la década de los ochenta, y cómo esto ha causado que las brechas de productividad laboral de la región respecto de las economías desarrolladas se han ampliado, pero esta ampliación ha sido incluso mayor en el caso de las brechas respecto de otras economías emergentes.

El estancamiento de la productividad laboral en la región ha sido generalizado y, a diferencia de lo que ocurre en otras economías emergentes como las asiáticas, la transformación estructural no ha sido orientada con suficiente fuerza por políticas de desarrollo productivo,  para activar a los sectores impulsores y dinamizadores del crecimiento.