

La caviarada internacional ha hecho creer a muchas personas que el uso de la fuerza por parte del Estado es un abuso de parte del mismo. Esta inducción al error promovida por los caviares tiene dos objetivos fundamentales: el primero es socavar la moral de la policía y las fuerzas armadas, pues si estas hacen usos de sus armas las calificaciones de abusivos, asesinos, brutos y demás no se hacen esperar. Es decir, se busca que las fuerzas armadas actúen con tibieza por miedo a las represalias legales o simplemente no actúen; el segundo objetivo es aún más perverso: tener el poder de generar el caos incendiando la pradera y someter al gobernante de turno, pues este se hallaría en un estado de indefensión.
En mi personal opinión, el uso de las armas de fuego está totalmente justificado cuando los manifestantes ponen en riesgo la vida de las fuerzas del orden. Y de aquí nace la pregunta: ¿Cuándo podríamos decir que la vida de las fuerzas del orden está en riesgo? Mi respuesta es la siguiente: Primero, lanzarle piedras a la policía usando una honda puede matar a un efectivo, por tanto, es justificable que la policía use sus armas. No propongo que le contesten con una ráfaga de metralleta pero estaría plenamente justificado que un franco tirador inhabilite al “huaraquero” con un disparo en la pierna; Segundo, disparar proyectiles usando armas hechizas es aún más peligroso que las piedras con huaraca: por tanto, a mi criterio se justifica una lluvia de balas sobre los que hacen semejante cosa.
Quiero hacer notar una diferencia, aunque no soy partidario del derecho consuetudinario ni creo mucho en eso de los “aspectos culturales violentos”. Pienso que usar una huaraca responde más a un estado de exaltación hijo de la ignorancia y del estímulo de los que azuzan que a un ánimo realmente destructivo. En cambio, disparar contra un policía con un arma hechiza tiene realmente un ánimo destructivo y es algo que solo un delincuente se atrevería a hacer, ya sea que se trate de un delincuente terrorista o de un delincuente común pagado para tal fin.
Se hace menester que el comando de la policía elabore una lista de posibles situaciones en las que está plenamente justificado el uso de armas de fuego y que esta sea enviada al Congreso de la República a fin de que estas situaciones tengan un marco legal sobre el cual la policía deba actuar.
La izquierda radical con el apoyo de la caviarada viene promoviendo la violencia en el país y ante eso el Estado tiene la obligación de combatirla. Un buen ejemplo de la acción estatal ha sido lo hecho por el alcalde de Lima en las manifestaciones del 4 de enero en las que 196 cámaras de vigilancia fueron empleadas en observar a los manifestantes, para identificar a los instigadores y a los que cometieran actos violentos.
Recién nos acabamos de liberar de la organización criminal liderada por Pedro Castillo, no permitamos que los remanentes de esta mafia incendien el país.