La silla turca: donde terminan tus derechos…

En 1984, cuando cursaba el 5to de secundaria, fue nuestro profesor del curso de religión el padre Romeo Luna Victoria SJ, y una de sus frases que más me quedó marcada en la memoria y en la razón fue: “donde terminan tus derechos, comienzan los del prójimo”.

El padre Romeo tenia un profundo sesgo por la justicia social y la posibilidad de darle a las personas, mayores oportunidades para su desarrollo, basado en pilares como la propiedad y la libertad como derechos fundamentales de las personas. lo que hoy llamaríamos inclusión.

En ese entonces el religioso tenia 64 años (había nacido en 1921 en la ciudad de Trujillo). En 1,938 inició su carrera como jesuita en España. Su sólida formación académica incluyó licenciaturas de filosofía en Argentina, teología en España y un doctorado en ciencias sociales en la universidad gregoriana de Roma, donde culminó sus estudios con el grado de cum laude. Posteriormente estudió ciencias políticas en la universidad de Cambridge.

De hecho, tuvo una participación activa durante el gobierno militar de Velasco Alvarado, aproximadamente en 1972, aunque finalmente se distanció por la manera que se aplicaron las reformas en ese momento impuestas.

Hay que hacer una importante distinción. Tenía un sesgo social fuerte pero también marcaba muy bien sus diferencias ideológicas frente al marxismo. Inclusive se hace referencia que en un acto público y cuando Abimael Guzmán era catedrático de la Universidad Nacional de Huamanga, el futuro cabecilla terrorista se quedó callado frente a la sólida crítica que el padre Romeo hizo contra el marxismo y todo su discurso revolucionario.

Volviendo a nuestra realidad, llama mucho la atención cómo el Poder Ejecutivo permite e invita a que una minoría “eleve su protesta” de tal manera que una gran parte de la población se vea afectada.  El gran problema es que esta protesta implica asesinar policías, invadir aeropuertos, quemar locales públicos, bloquear vías públicas y otras tropelías.

En tanto haya un reclamo explícito, claro, razonable, atendible y con interlocutores válidos e identificables es posible abrir un diálogo y buscar soluciones. Hasta el momento los “líderes” de estos reclamos se mantienen a la sombra.

Sin embargo, no puede ocurrir que se provoque el desabastecimiento de alimentos y productos no solo en Lima, sino en varias ciudades del país. No es posible que las inversiones se paralicen porque se bloquea el ingreso de insumos a operaciones productivas. No es posible que los combustibles vean interrumpida su distribución porque después todo se paraliza de a pocos. No es factible que se quiera acogotar económicamente al país, afectando justamente a los más pobres.

Los reclamos pueden ser válidos y deben ser escuchados. Pero tienen que ser francos y buscar una solución. Deben tener realmente un motivo de mejora, de propuesta, de proveer valor por las partes, es decir que se pueda enriquecer el diálogo y en consecuencia llegar a la mejor solución.

Antes del 7 de diciembre se hicieron varias marchas de protesta contra el régimen de Castillo y todas ellas fueron sin atentar contra la propiedad y el bien común. En lo particular, yo participé de algunas de ellas y expresé mi malestar por todo lo que estaba ocurriendo, sin afectar al resto.

En tanto los derechos de una mayoría sean los mas afectados y si no hay ánimo de diálogo, el Gobierno, debe ser firme en mantener los derechos de la mayoría de peruanos. ellos quieren trabajar en paz, estudiar y seguir invirtiendo.

No es justo que se ponga en juego la viabilidad de un país, cuando no hay una agenda clara por parte de quienes reclaman y en apariencia solo desean anarquía y desgobierno.

El Gobierno debe desbloquear las carreteras y mostrar firmeza para cuidar la propiedad privada y la libertad de las personas. Los derechos del prójimo, terminan cuando se inician los nuestros.

El padre Romeo Luna Victoria falleció en diciembre de 1984 en un accidente aéreo, pero sus ideas evidentemente lo trascendieron.