

El Perú en los últimos seis años, ha sido el país de llegada de parte de la diáspora migratoria venezolana, ésta apareció inesperadamente y explosionó en los últimos años. En el año 2017, se registró un flujo inmigratorio inicial de más de 50 mil venezolanos que llegaron al país (INEI – Censo 2017). Los años siguientes, del año 2018 al 2022, se elevó considerablemente el ingreso de pobladores venezolanos, se estiman 1,2 millones de inmigrantes en el país, sin contar el ingreso irregular que se dinamizó por la frontera norte, por ello se estima en más de 1,5 millones de venezolanos en suelo peruano.
La causa de este impresionante flujo migratorio en tan corto plazo, fue el colapso social y económico de Venezuela, que hizo huir de ese país a millones de sus compatriotas, quienes buscan un futuro mejor en otras latitudes, mayormente jóvenes. Colombia y Perú son países donde se concentra más de la mitad de los venezolanos, en el mundo. Salieron huyendo de una crisis social sin precedentes, que generó, en tan corto plazo, que más de 5 millones de venezolanos fuera de sus fronteras.
Existe evidencia que fundamenta la naturaleza del fracaso, la instauración en Venezuela de una política orientada a imponer el “socialismo del siglo XXI”, sus consecuencias trajeron al país llanero, depresión económica, hiperinflación, colapso de las finanzas públicas, caída estrepitosa del PBI y aumento impresionante de la pobreza, incluso el hambre, que obligó a miles de venezolanos huir de su país. Venezuela, en el pasado un país próspero, ahora es un país en crisis, cuya reconstrucción demandará mucho tiempo.
Seguro que, en el oleaje de ingreso al Perú de miles de venezolanos en búsqueda de trabajo y bienestar, también se filtró grupos de indeseables delincuentes y criminales, que han hecho presencia delictiva en el país, con un alto grado de violencia y salvajismo que espanta y que empaña a toda una comunidad que fue acogida en suelo patrio, este grupo incluso es repudiado por sus propios compatriotas honestos y trabajadores, que detestan a aquellos que creyeron encontrar espacio libre para sus fechorías, la violencia delincuencial los desenmascara, y deben ser expurgados de territorio patrio, recogiendo el adagio aleccionador de separar la paja del grano.
Difícil tarea, para un país y una población acogedora, como es la población peruana, las leyes peruanas tienen que adaptarse a esta realidad, donde a la delincuencia local que es un gran problema, se ha sumado la imprevisible violencia delictiva importada, que diligentemente debe ser extirpada, a fin de evitar además cualquier impunidad, ante la atenta mirada de la población, muchas familias peruanas han sido duramente afectadas, y necesitan respuestas. A la delincuencia doméstica se sumó el accionar violento y salvaje de algunos desquiciados que ingresaron al país burlando los controles.
Por otro lado, los resultados de la II Encuesta a la Población Venezolana en el Perú, 2022[1], señala un alto grado de vulnerabilidad de esta población, el 28,3% de ellos son menores de 15 años de edad, el 58,7% de hogares venezolanos tienen hijos menores de edad, el 50,6% son mujeres, y el 7,7% de inmigrantes, personas mayores de 50 años de edad.
Un aspecto importante a resaltar es que el 88,0% de los venezolanos forman parte de la población económicamente activa, el 98,0% de ellos trabaja, mayormente en comercio y servicios, un 19,2% tienen un contrato de trabajo, más de 54 mil están registrados como dependientes en la planilla electrónica, precisando que la gran mayoría trabaja en el sector informal.
Lo destacable es que 37,8% tienen estudios superiores universitarios, 19,2% estudios técnicos superiores, es decir 57,0%, de inmigrantes tienen estudios superiores universitarios y técnicos, factor importante para un proceso de integración laboral en la realidad económica del país. Es obligación de la sociedad el combate al crimen sea quien sea el que lo comete, que caiga todo el peso de la ley, incluso la expurgación sin vacilación, por execrables delitos. Cuidando, por cierto, no caer en la xenofobia, que también es otro mal que va de la mano con la discriminación, que también hace daño.
[1] INEI Resultados de la II Encuesta a la Población Venezolana en el Perú, 2022.