Previsiones económicas nada alentadoras

[simple-authot-box]

Lo que ha caracterizado al país en los primeros meses del presente año es ser escenario de un fuerte proceso de conflictividad social, paros, huelgas, toma de carreteras, ataques a la propiedad pública y privada, acciones derivadas de un fallido intento de ruptura del orden constitucional, en diciembre pasado, que aceleró un relevo democrático en el gobierno. A ese estado de cosas se sumó los embates de la naturaleza, con exceso de lluvias, inundaciones, afectación de la infraestructura social, de las viviendas, e incluso pérdidas de vidas humanas, por un sorpresivo e inesperado ciclón “Yaku”, fruto de alteraciones climáticas, en el Pacífico.

Esta circunstancia definitivamente afectó la marcha económica del país, la producción nacional en el primer trimestre del año se redujo en -0,43%.[1] Aún persiste una alta inflación, que registra una variación interanual cercana al 8,0%, al mes de abril 2023. La inversión privada, según los estimados del Banco Central de Reserva, se redujo en 12,0%, en el primer trimestre del año, principalmente por la caída de la inversión en las actividades mineras, que se redujo en 23,0%, en dicho trimestre, en otros sectores la inversión disminuyó en 11,0%. La conflictividad social influyó bastante en este resultado, a lo que se suma la falta de nuevas inversiones y la conclusión, de esa etapa, en importantes unidades productivas como la Unidad Minera Quellaveco, en el sur del país. 

Es evidente que frente a este escenario diversas instituciones y organismos, en sus proyecciones económicas anoten las debilidades de la economía peruana, los retos y problemas que exhibe y los que tiene que resolver hacia adelante. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en un último reporte, del 19 de mayo, recorta las estimaciones de crecimiento de la economía peruana, de 2,4% que fue su proyección de inicio del año, a 2,2%, en el año 2023.

Esta circunstancia de menor dinamismo en la economía, restaría capacidades al Estado para luchar contra la pobreza, considerando que, en el año 2022, la pobreza en el país aumento hasta afectar al 27,5% de la población peruana, cabe recordar que en dicho año el PBI aumentó en 2,7%, en un escenario de alta inflación que sumó argumentos para el deterioro real de la economía familiar, y el aumento en el número de pobres y pobres extremos. La evidencia señala que la reversión de la pobreza requiere de un fuerte crecimiento económico complementado con políticas sociales bien focalizadas, con recursos que lleguen a los más pobres, como señalan algunos, que llegue a la “vena”.

Cifras débiles en el crecimiento económico, no fortalecerán el crecimiento del empleo y de los ingresos de los trabajadores y la inflación latente con variaciones altas, son una espada de Damocles o amenaza persistente de peligro, considerando los 9,2 millones de pobladores en situación de pobreza y pobreza extrema, en el año 2022. La mayor parte de los pobres se asientan en las ciudades, dos terceras partes de los 9,2 millones, vive en las zonas urbanas del país, principalmente en la periferia de las principales ciudades, en zonas marginales y barrios populares, con grandes carencias de vivienda, servicios básicos, y especialmente de un buen empleo.

Recordemos que el año 2017, seis años atrás, el PBI peruano apenas creció 2,5% que también fue un año difícil, con precios altos, embates de la naturaleza, un fenómeno de El Niño costero que dejo mucho daño a las familias y la infraestructura, la pobreza creció, el número de pobres aumentó, en un punto porcentual. Ejemplos a la vista, si no se dinamiza la economía, única forma de generar empleo e ingresos, la pobreza no se reducirá, sino que, a la inversa, es posible que pueda aumentar. Buen crecimiento económico, con estabilidad, y políticas redistributivas focalizadas son la receta que ayudará a disminuir pobreza en el país, con ello impulsar el bienestar de las familias.


[1] INEI Informe Técnico: Producción Nacional, marzo 2023. Lima, mayo 2023.