Crimen, inseguridad, condiciones de vida

El avance de la criminalidad es una de las principales preocupaciones en diversos países del mundo, en América Latina y el Caribe, y especialmente en el nuestro. Pasada la pandemia de la Covid-19, la delincuencia se reactivó con virulencia, recuperando el nivel que exhibía en el periodo pre pandemia, la tasa de victimización en el Perú, en el primer semestre 2023, indica que el 26,9% de pobladores de 15 años y más de edad han sido víctimas de un delito[1]. A esta circunstancia se añade la presencia de delincuentes extranjeros que ingresaron al país, camuflados en la enorme inmigración venezolana hacia nuestro país, se estima que en el país residen 1,5 millones de venezolanos, si bien los fuera de la ley, son una porción pequeña de ellos, sin embargo, exhiben alta peligrosidad y un alto grado de violencia criminal, con el uso indiscriminado de armas de fuego que ha aumentado en el país.

El 13,4% de víctimas de un delito han sido afectados por un agresor que portaba un arma de fuego[2], la lucha contra el contrabando y mercado ilegal de armas se convierte en uno de los principales objetivos, así como también, la lucha directa a las bandas extranjeras que han asomado su rostro en varios lugares del país: el “tren de Aragua”, organización criminal venezolana, el “comando vermelho”, organización criminal brasilera, y otras bandas con diferentes apelativos, la Policía los tiene identificados, y no ceja en su esfuerzo diario por disminuir los índices delictivos, en una estrategia persistente que dará sus frutos.      

La presencia del delito, no es de ahora, en los últimos tres lustros, la delincuencia e inseguridad se han mantenido constantes, se han esbozado estrategias para su combate a veces no tan exitosas, la criminalidad se enfrenta cara a cara a la legalidad, es el mal del siglo XXI, por su alta violencia que afecta dramáticamente a la sociedad, a las familias, a la economía. El fenómeno delictivo es de mucha preocupación en nuestro país, y también en muchos otros de la región, problema que se expresa en diversas maneras y formas en el amplio abanico de posibilidades delictivas, cuya forma más aguda se encarna en la violencia de muerte, en el asesinato de ciudadanos, sin distinción de grupo, color, ideario o credo. Ahora en el Perú, el delito de extorsión se ha convertido en la cabeza visible del crimen, afectando a micro, pequeños y medianos emprendedores, que puede empezar por el cobro de cupos por ocupar un espacio, un lugar de negocio o trabajo, en el transporte, hasta el “préstamo gota a gota” que asfixia a los pobladores que cayeron en el engaño, con préstamos difíciles de pagar, la denuncia de los hechos es fundamental. 

En muchos países de Latinoamérica, el crimen organizado y el narcotráfico se han convertido en los pilares representativos de la criminalidad, lo vemos en el Ecuador, Colombia, México, Venezuela o Brasil, y por supuesto en nuestro país, con una ubicación privilegiada en el centro-oeste de Sudamérica. Las mafias criminales se infiltran subrepticiamente con recursos y coimas a malos funcionarios, en las instituciones, en los partidos políticos mediante fórmulas de financiamiento económico, a la espera de ejercer el poder oculto mediante la displicencia, la extorsión o el chantaje, por lo que la lucha contra el crimen será limitada sino se neutralizan esas redes del crimen, a través de los gobiernos auténticamente democráticos que luchan por la prosperidad y seguridad ciudadana, garantía del progreso.[3]

El Perú, se encuentra en una etapa que busca su recuperación económica, y profundizar la lucha para lograr una sociedad pacífica, tarea que no es sencilla, pero que se aborda con firmeza, ante el incremento de la delincuencia, que pone en riesgo la estabilidad económica y el desarrollo social. Los más afectados del crimen y la inseguridad son los más pobres del país, el 27,5% de la población total del país, más de nueve millones de pobladores, en esa condición, los más pobres son afectados por vía doble, como víctimas de un delito, o en ciertas circunstancias, como protagonista del delito, especialmente los más jóvenes sin futuro, que cayeron en las garras de las mafias, y por los cuales hay mucho por hacer.


[1] INEI Informe Técnico: Estadísticas de Seguridad Ciudadana, enero-junio 2023. Lima, agosto 2023.

[2] Ibíd.

[3] Aníbal Sánchez: “Delincuencia y seguridad ciudadana mirando al bicentenario”. Diario El Comercio. Lima, junio 2013.